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El fenómeno de los Talkshows

Talkshows

1. Introducción

Se trata de programas en los que se busca intencionadamente la combinación con el entretenimiento, la diversión y el espectáculo. La información pierde parcialmente su rigurosidad y se contagia de ingredientes espúreos. Por su parte el espectáculo no se crea en su totalidad, si no que también se ve sometido a ciertos requisitos informativos. (Es un combinado luego desarrollado por la televisión y que ha sido la estrella del éxito durante los últimos años. Esta mezcla es la que ha llevado a utilizar la denominación de programas "Info show", dentro de los cuales se incluyen los magazines, de talk show y los reality show).



No se busca tanto la transmisión informativa cuanto la generación de debates, declaraciones llamativas, planteamientos de temas arriesgados, al límite de la ley o de los sentimientos y dolor humano. Es frecuente ver llorar alas personas entrevistadas y las reacciones de emoción del público asistente. Se crea una atmósfera cargada de emociones a flor de piel. Todo se contagia de sentimientos más que de raciocinio. Incluso en los debates de algunos se insita al acaloramiento, a la argumentación airada, a la defensa radical y apasionada de las opiniones y hechos.

El morbo, el voyerismo, el dramatismo se constituyen en elementos integrantes de estos programas. Se roza, y a veces se sobrepasa, el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen de las personas protagonistas del tema que se aborda, estén presentes o ausentes del estudio.

2. Programa de talk-show

El informador organiza el espectáculo hablando en el estudio a su gusto y estilo. Se diferencia al magazine por basar su fuerza en el espectáculo de la palabra mediante las entrevistas, las tertulias y otros géneros coloquiales y de debate o mezcla de varios de ellos en combinación de alguna modalidad de entretenimiento como la música, malabarismos y presencia de humoristas. Son programas de gran carga informativa no inmediata pero sí del día de la semana o permanente. En algunos casos se alterna la información con intervenciones musicales de cantantes en estudio a los que también se entrevista. Cuanto más encendido sea el debate o más arremetedora sea la entrevista más posibilidades tiene de triunfo. De hecho es una modalidad de programa que se sitúa con frecuencia en el prime time.

Esta es la base del programa, pero presenta múltiples variables de estructura y de estilos según la personalidad del presentador o director . Manuel Piedrahita ha insistido en la vinculación de este tipo de programas con la publicidad y en la repercusión que esto tiene en el presentador:"La experiencia demuestra que en los habituales programas talk show y en otros de carácter informativo, la publicidad manda mucho, incluso ordena que el periodista -presentador sea tal o cual persona. Ese comunicador, lo quiera o no, se convierte en un " animador " de la publicidad trata de camuflarse en un lugar que no le corresponde. Y no por que no tenga méritos para ello si no por que, con excepciones muy raras, le puede resultar imposible guardar la libertad y la independencia suficiente para no caer de bruces en otra clase de profesión".

Los talk-show más frecuentes basan su estructura en el empleo básico de un género o de dos:

Talk-show basados fundamentalmente en la entrevista. No se trata exclusivamente de una entrevista, sino de una combinación con otros contenidos de entretenimiento vinculados o no con la entrevista. Esto permite dar variedad al programa y mantener ritmos de atención en lo que se dice y otros de transición y descanso. El número de entrevistas puede variar según cada configuración y duración del programa. Como programa de información y de espectáculo busca el atractivo del presentador y la popularidad u originalidad del entrevistado y el tema abordado; es entrevista de profundidad, de morbo, de polémica, nunca de recreamiento o complacencia.

Talk-show basados fundamentalmente en los géneros coloquiales y de debate. A diferencia de la modalidad anterior, en este caso se trata de varias personalidades a las que el presentador trata de sacar la información mediante el debate, el enfrentamiento de ideas u opiniones y actuaciones mantenidas por los contendientes. El entrevistador no es mero controlador de temas, horario y preguntas sino que busca la confrontación e incita a unos a que hablen, a otros a que reduzcan sus intervenciones y a todos a que se enfrenten dialécticamente. El espectáculo nace de la discusión, de la confrontación. La variedad del mismo depende del alcance del género que se emplea: coloquio, debate cara a cara, tertulia.

El coloquio trata de aportar versiones o ideas diferentes sobre un tema; mantiene un enfoque de sosiego y ofrece menor espectacularidad, se buscan los protagonistas de hechos o aquellos que mantienen versiones, ideas u opiniones distintas o que al menos en sus exposiciones ofrecen puntos de vista discrepantes, aunque no necesariamente contrarios. Trata de ofrecer diversidad de opiniones, más que la confrontación u oposición de unas con otras.

El debate cara a cara busca la confrontación de ideas, de formas de vida, de actuaciones.

Es un programa que trata de crear espectáculo por la divergencia de los participantes. Cuanto más crudo sea el enfrentamiento más espectáculo se ofrece. Son famosos los programas que se generan en torno a las campañas electorales en las que se confrontan las ideas de los partidos concurrentes y de los líderes con mayor apoyo popular.

La tertulia crea el espectáculo por la confrontación de ideas, pero sobre todo por la originalidad de las versiones ofrecidas, por la ingeniosidad de los argumentos, capacidad de conversación y embelesamiento de audiencias y el choque de ideas, pero no se llega a grandes polémicas como en el caso anterior. Generalmente son siempre los mismos participantes en todos los programas, aunque en algunos casos se introducen algunos cambios de personas.

El enfoque espectacular se incrementa con la asistencia de público en el estudio. Es la clac de la televisión. Es un público que asiste complaciente y del que se busca que cree el ambiente adecuado con aplausos, risas y reacciones emotivas. Lo más frecuente es que se trate de público económica para que actúe según le marque la dirección del programa o por espontaneidad.

En ocasiones se da entrada a llamadas telefónicas de los telespectadores para que formulen sus opiniones y pregunten a alguna de las personalidades participantes en el programa.

El presentador es un animador de las conversaciones. Sitúa el tema y subtemas, identifica a los participantes, incita a la conversación. Sitúa el tema y subtemas, identifica a los participantes, incita a la conversación, introduce los temas espinosos, atornilla las cuestiones de interés en las que algunos intervinientes no quieren entran y, en suma, es el generador del espectáculo. Para una mayor animación se seleccionan personalidades atractivas, no tanto por sus conocimientos cuanto por su capacidad dialéctica, de conversadores. El presentador es el conductor del programa, quien da el paso de unas cuestiones a otras, quien controla los tiempos de las intervenciones, quien vigila para que se mantenga el pluralismo y el equilibrio de participaciones y entren los cortes de publicidad a su debido tiempo. Es, en definitiva, la estrella del programa, alguien que atraigan audiencias y es capaz de seleccionar a participantes que atraigan audiencias.

A veces se introducen documentos audiovisuales para dar bases de análisis y de discusión, ofrecer la interpretación de alguien que no puede estar en el estudio y que tiene algo que aportar. Se incorpora el género encuesta para llevar las declaraciones de la gente de la calle al estudio, pero en estos casos habrá que respetar las reglas de las encuestas televisivas, que no se confundan con las sociológicas y que las personas sean representativas de las tendencias de opinión sobre el tema, puesto que de lo contrario es fácil incurrir en la manipulación de tales
corrientes. El programa se estructura básicamente por bloques repartidos según la intercalación de la publicidad o por las cuestiones que se abordan. Cada bloque mantiene cierta unidad temática o conjunto de cuestiones con objeto de que el programa no se vaya por las ramas. No se trata, no obstante, de algo totalmente rígido ya que los participantes suelen introducir aspectos y cuestiones colaterales difíciles de cortar; solo si estas intervenciones se van demasiado lejos del tema abordado es cuando el presentador trata de reconducir el diálogo. El presentador también vigila para que las intervenciones se mantengan dentro de cada bloque en el asunto planteado y que no le pisen las materias de los bloques siguientes. Es una cuestión de ordenación temática y que no se salte de un punto a otro antes de lo previsto.

Hay programas que se basan o giran en torno a una película, un documental o una producción realizada ex profeso para el programa con la intención de que sirvan de marco, de planteamiento de un problema concreto y que permitan hacer referencias. Esto suele ocurrir al principio, puesto que el programa sigue luego su propia dinámica interna. La incorporación de películas u otros productos suele dividir el programa en dos partes claras y, a veces, con audiencias diferentes: la interesada sólo en la película o la interesada sólo en el debate. Esto obliga a organizar programas de larga duración. Se trata de la integración de la película al programa, no de dos programas. Tal integración obliga a que haya una intervención previa del presentador para situar el tema y además una presentación de los participantes. En algunos casos cada uno de ellos formula ya su primer planteamiento en torno al asunto para el que ha sido convocado. Concluida la película se consume un primer turno para que cada participante dé su opinión, a partir de la película, sobre el tema abordado. No se trata generalmente, salvo programas centrados en una discusión sobre cine, de debatir sobre aspectos formales de la película, ni siquiera sobre la película como contenido, sino sobre las cuestiones que en ella se plantean.

La estructura parte de la presentación del tema y de los participantes e inmediatamente se va cediendo la palabra a cada invitado. Suele concederse un primer turno de toma de posición y posteriormente se entra ya en el debate, aunque en ocasiones hay intervinientes que en lugar de esperar a que hablen todos entran en debate con alguno de los que han intervenido. Es el presentador quien marca las pautas y solicita que se respete esta primera intervención. A partir de aquí cada participante actúa cuando se lo pidan o cuando él lo indique. Las intervenciones del público, la incorporación de documentos audiovisuales y de encuestas callejeras van salpicando las intervenciones según los criterios del presentador. Esto le permite jugar con los ritmos, interrumpir acaloramientos excesivos o, por el contrario, incitar a un mayor debate.

El presentador actúa de moderador-incitador cada vez que el debate decae para incorporar aspectos más espinosos. Sus preguntas son contundentes, no permite que se soslaye nada. Si algún invitado evade una respuesta el presentador insiste una y otra vez hasta desvelar el pensamiento, comportamiento o actuación del entrevistado. A veces se llega al pacto con el invitado para no abordar determinados temas mientras que en contrapartida se profundiza en otros que se sabe previamente que también suscitan interés. Para conseguir mayor espectacularidad se llega en algunos casos a negociar el papel que tiene que representar cada participante: actitud airada y de cólera hasta llegar a la amenaza e incluso a algún amago físico.

El presentador espectaculariza hasta su simulación de improvisación y espontaneidad. Todo está preparado, incluso hasta los pequeños detalles o gestos que tiene que evidenciar en determinados momentos de la entrevista. Es la combinación de su función como periodista y el papel de actor.

A partir de estos planteamientos generales se aprecian diversidad de modelos y de estilos de programas particulares. Los programas invitan a una personalidad de actualidad de la semana o del día. La variedad puede ir desde la presentación escueta y directa de la entrevista hasta tratamientos de presentación especial o de acompañamiento de las respuestas con imágenes de archivo sobre la situación de la que se habla o hacer referencias directas o indirectas. Para su presentación se acude al reportaje, a la pequeña biografía o al motivo por el cual se le invita; sirve de situación y contexto de la entrevista; a veces se resalta algún aspecto que será objeto de las preguntas. La entrevista se efectúa generalmente en el estudio y en directo, para su confirmación se indica la hora en que se está emitiendo. Las preguntas giran en torno a la actualidad del tema o de la persona.

El programa se cierra con un turno de invitados para que digan su última palabra, una breve síntesis y una despedida del presentador.


2.1. Programas de reality show

2. 2. 1. Delimitaciones: los tratamientos formales frente a los contenidos.


Estos programas cuentan con antecedentes desde los primeros años de la televisión .

En sus primeros momentos iban desde los programas que ensalzaban a personajes comunes para constituirles en "reina por un día "o a biografiados a los que sus amigos homenajeaban mediante recuerdos curiosos, siempre de perfil muy humano, hasta asuntos de sucesos escabrosos sobre los que se trataba de hurgar en el lado más oscuro y morboso, asesinatos, violaciones, etc. En la década de los setenta tuvieron su auge programas basados en el género docudrama que combinaba la realidad y veracidad de los hechos con tratamientos dramáticos representados por sus protagonistas o por actores. Tales tendencias han alcanzado su mayor despliegue, variedad, renovación y creación de nuevos formatos y, en algunos casos, de nuevos géneros, en la actualidad. Ha sido durante la década de los noventa cuando han encontrado su expansión y aceptación popular, de tal manera que se han constituido en objeto de competitividad entre los canales.

El reality show comparte todas estas modalidades. Aborda hechos reales, de actualidad y, en suma, contenidos informativos, pero introduce tal cambio en los tratamientos y enfoques que desfiguran sustancialmente lo informativo. Wenceslao Castañares lo califica de "hiperrealismo" televisivo.

Son los programas que más claramente se configuran como infortáculos. En Inglés se les denomina info-shows, en francés infortainement, en español puede emplearse el acrónimo infortáculos. Son programas que mezclan la información con el espectáculo y, además, con el entretenimiento. Llevan a las pantallas al hombre del a calle, a aquel que nunca ha sido protagonista de algo atractivo para los medios de comunicación y que ahora encuentra su ocasión. El receptor lo recibe como si fuera algo que le pudiera ocurrir a él mismo. Proyecta sus sentimientos, pasiones y entra en la vida del otro como si fuera la suya.

Las personas se presentan al público televisivo exhibiendo sus intimidades psicológicas, sus relaciones humanas y sociales, familiares y personales.

Los tratamientos de las simulaciones para conseguir plasmar con mayor realismo un problema atacan directamente la fiabilidad del medio y del periodista al atentar contra la autenticidad de lo informativo. La responsabilidad profesional, ética y deontología son las que tienen que establecer los límites sobre su propio campo de trabajo.

Los presentadores son periodistas profesionales o personajes famosos que actúan como periodistas. Dentro de la búsqueda del mundo del espectáculo, la televisión llega a los personajes populares para que actúen ante sus pantallas como presentadores de programas, entrevistadores, reporteros. Hay canales que contratan a cantantes, modelos, actores y otras personas del mundo del espectáculo. En algunos casos se ha buscado la estrella internacional para realizar la entrevista, así como a las personalidades entrevistadas que tuvieran talla internacional para que la serie pueda explotarse comercialmente por otros canales extranjeros e internacionales.

Se trata de integrar al presentador dentro del espectáculo como un ingrediente más. Lo importante es su capacidad comunicativa u otras cualidades de atracción para fascinar al público. No interesa tanto su perfil periodístico como su capacidad de gancho para la audiencia. El planteamiento preparación y desarrollo periodístico lo efectúa un equipo de periodistas que se mantiene fuera de cámara. Un equipo que selecciona los personajes, prepara los temas y formula por escrito las preguntas para que el presentador las asimile y les de su personalidad.

Estos programas afrontan temas muy variados, aunque todos ellos tocados por el atractivo e ingredientes del espectáculo televisivo. Abordan situaciones de ternura, de los contenidos tradicionales de las revistas del corazón, la fuga o desaparición de un hijo, las tensiones y reencuentros amorosos, el heroísmo de personas ante circunstancias difíciles, el riesgo por salvar a otras personas, asuntos judiciales, hechos criminales y delictivos, engaños y separación mediante la petición de perdón o simplemente de búsqueda de un diálogo que permita aclarar una situación que produjo la ruptura amorosa, búsqueda de la verdad mediante una máquina, intimidades personales y a veces no confesadas dentro de una pareja, temas morbosos y de violencia, costumbres y modas sexuales, corrupciones económicas, etc.

Se ha llegado al sensacionalismo amarillo. El morbo en torno a los sentimientos y pasiones humanas lleva a escarbar en la intimidad de los protagonistas. En unos casos los protagonistas se niegan a "denudarse" en público, pero es la estrategia del presentador la que logra descubrirlo; en otros, ante una oferta económica, no tienen ningún inconveniente en confesar sus sentimientos y vivencias personales. Son ingredientes de espectáculo humano que se venden bien en televisión, pero que se mueven permanentemente en el filo de la legalidad / ilegalidad.

El informador parte de hechos, situaciones y vivencias reales de los protagonistas e incorpora tratamientos que resaltan los aspectos espectaculares. Las vivencias pueden ser de dolor, de amor, de esperanza, de odio. En unas y otras situaciones el programa se regodea en el espectáculo del ser humano sometido a situaciones emotivas fuertes. Se trata, pues, de hechos reales, de actualidad y de interés para el público. Lo que diferencia a estos programas de otros es el modo del tratamiento, el formato, lo espectacular y con frecuencia, lo morboso, así como la incorporación de técnicas de ficción, dramatización y reproducción simulada de situaciones.

Históricamente ha tenido gran implantación en el periodismo escrito la sección de sucesos, ha pasado a televisión e incluso han llegado a constituirse en el tema de especialización de algunas publicaciones y, durante los últimos años, en los programas específicos de televisión. Los reality show acogen estos contenidos y además otros muchos en los que aparece el ser humano envuelto en una situación de grandes emociones: dolor, alegría, odio, miedo, perdón.

Es un enfoque de la información que abarca múltiples variantes hasta constituirse en un macrogénero o macroprograma. Hay zonas fronterizas debido a que estos formatos tienen elementos comunes y otros distintos. Lo común es la referencia a una realidad personal o de un pequeño grupo y el tratamiento de ahondamiento en las en las emociones de tales personas con tratamiento espectacular y morboso. Es el dolor convertido en espectáculo público, la pantalla de televisión agiganta el hecho y multiplica su resonancia. Son temas que conmueven a la sociedad, que llegan al telespectador por lo que contienen de experiencia humana.

Los géneros informativos más empleados en estos programas suelen ser la entrevista a las personas, grupos protagonistas, testigos de los hechos y a aquéllas en las que repercuten las acciones con objeto de explorar y sacar a luz sus sentimientos más profundos. Se emplea también el reportaje con diversas modalidades y tratamientos hasta dar origen a nuevos géneros por los elementos innovadores que se introducen. Pueden diferenciarse, diversas modalidades:

Reportaje de tipo testimonial en el que los protagonistas narran los hechos directamente ante la cámaro o se lo cuentan al periodista quien organiza el relato ateniéndose con exactitud a tal relato.

Reportaje de investigación. El periodista indaga hechos a partir de unas pistas que ha obtenido, busca las fuentes, interrelaciona datos y hechos y trata de descubrir que es lo que ha pasado; al final presenta lo conseguido y los pasos dados hasta llegar a la consecución.

Docudrama. Se parte de un hecho real y de los datos comprobados, pero para reflejarlo ante las cámaras se incorpora un tratamiento de ficción, dramático.

Reportaje de reconstrucción simulada de hechos para relatar el hecho como presumiblemente se cree que ocurrió, pero del cual apenas hay datos suficientes, es decir, se trata de reportajes basados fundamentalmente en la reproducción simulada con las mismas personas protagonistas o con actores; con frecuencia se ocultan los rostros de los actores que simulan la acción. Se ofrece como algo que pudo ocurrir de esa manera. El desarrollo de estos reportajes está llevando a unas variantes tan importantes que con frecuencia apenas permite reconocer las huellas del reportaje o del docudrama; están generándose otras modalidades de géneros que habrá que esperar a su consolidación para poder definirlas y sistematizarlas con más claridad. Han entrado en unas zonas fronterizas que prácticamente han perdido los vestigios de sus orígenes de reportaje.

Género de simulación de los hechos reales pero provocados artificialmente para captar las reacciones de otras personas. Generalmente populares, ante tales hechos, se trata en este caso de descubrir comportamientos éticos, sentimientos, actitudes, con el objetivo de crear un espectáculo humorístico en cuanto se descubra la farsa montada para observar sus reacciones; para el logro de una mayor credibilidad y comportamiento natural del protagonista se suele contar con algún amigo que actúe como cómplice.

Tales géneros pueden aparecer de forma pura o combinada formando un híbrido extraño hasta producir otras variantes de géneros.

Jaime Barroso destaca tres elementos : "El reality" se nutrirá de la noción de autenticidad –lo que hace vivir y vibrar – de verosímil – ficcionalmente coherente – y de veracidad – la objetividad de la información -; tres rasgos que serán el resultado y consecuencia del "naturalismo" del relato directo que emana de la gente común y de sus historias realmente vividas.

Los reality show crean gran parte del espectáculo en el estudio. Suelen tener una parte de relato desarrollada en el lugar de los hechos y luego otra parte en el estudio que permite ofrecer más detalles, los sentimientos de los protagonistas y las reacciones del público asistente, aunque en este caso, con objeto de incrementar el espectáculo, su comportamiento está dirigido por alguien del equipo de realización para que aplauda, ría, se entristezca e incluso llore por la conmoción que le provoca el sufrimiento del protagonista.

En la segunda parte de la década de los noventa algunos contenidos decaen, al menos los más morbosos. Quedan otros que han sabido mantenerse en un punto equilibrado entre lo amable, el reencuentro gozoso, la búsqueda de personas como servicio a otras y, en definitiva, el lado amable de los reality show. Como balance y valoración de este formato sirvan las palabras de Barroso: "En definitiva, un formato complejo, con muchas variantes, que surge para explotar – modestamente – una cierta expectativa de mercado desde planteamientos de bajo presupuesto, y que su impacto y éxito ha hecho evolucionar hacia fórmulas y presentaciones impensadas, pero manteniéndose fiel a los contenidos más vinculados con las angustias profundas del individuo: sucesos criminales, amor (traicionado, abandonado, etc), sexo (intimidades, transgresiones, violencia, etc). casos judiciales (procesos, litigios, conciliaciones, etc) medicina salud (novedades, errores médicos, etc), intimidad (vidas "secretas" de personajes públicos) etc.

2. 2. 2. Debate sobre posibilidades y límites informativos

Los reality show son programas que se sitúan en el límite entre la realidad, la simulación y la ficción y participan de las peculiaridades de unas y otras creando una situación nueva. Algunos, planteados incluso como servicio público, tratan de ayudar a las personas y familias en situaciones dolorosas por la desaparición o huida del hogar de alguien próximo; encierran gran carga de sentimientos y emociones que se traspasa al telespectador. Se trata de implicar, o hacer cómplice y cooperante, al telespectador quien, a su vez, se integra en el relato mediante la llamada telefónica para aportar nuevas pistas. Hay, pues, un hecho real, algo noticiable, pero cuyo tratamiento bordea los límites del relato informativo con el de ficción, especialmente cuando se realizan reportajes en los que se simula cómo pudo producirse la desaparición de la persona buscada.

Algunos programas se han planteado como ayuda a la policía para esclarecer algún suceso de violaciones, homicidios y secuestros sin resolver. Se crea una situación fronteriza entre el enfoque periodístico y policial difícil de diferenciar a veces. El presentador es apoyado por personas expertas para que amplíen, analicen o comenten la información sobre el caso tanto la existente como la que vayan aportando los espectadores con sus llamadas. Se presenta el caso con diversas hipótesis de su desarrollo y se ofrecen los números telefónicos para que la audiencia pueda participar con sus llamadas y dar nuevas pistas. A veces se visualiza la información mediante un retrato robot de las personas implicadas en el caso y testimonios de personas que tienen algo de información. Los riesgos de estos programas han llevado a algunos emisoras y a programas particulares a crear un libro de comportamiento o de ética en el que se delimitan los contenidos, la información y la frontera hasta la cual se puede llegar periodísticamente y no incurrir en comportamientos policiales.

La insistencia en estos temas ha llevado a que aparezca muchos programas sobre tribunales, abogados y situaciones complicadas de comportamiento de abogados. No se trata de las series de ficción que tienen como protagonistas a los profesionales de estas actividades, sino de situaciones reales o supuestos sobre los que luego se abre un debate periodístico en torno a los comportamientos presentados.

Múltiples temas propios de los reality show han pasado a formar parte de algunos telediarios que tratan de dar un enfoque social a la información y que con frecuencia se sitúan en una zona arriesgada entre la información y el morbo. En la selección se da prioridad a temas sobre asesinatos, violaciones, incendios, situaciones límite del ser humano y grupos sociales. Los tratamientos incorporan incluso la simulación incrementando la confusión entre sociales. Los tratamientos incorporan incluso la simulación incrementando la confusión entre realidad y ficción. Es la comercialización informativa de lo anormal, aberrante y morboso hasta presentarlos como lo representativo de la sociedad. Es el periodismo sensacionalista tradicional llevado a su externo máximo y a una presencia cotidiana.

La fuerza de la imagen desencadena una fuerte emotividad en torno a estas noticias y con ello se manipulan los sentimientos de los telespectadores. No interesa tanto la indagación de las causas y soluciones de estos casos cuanto la presentación detallada y llamativa de los mismos. Cuanto más espectaculares sena las imágenes, mayores posibilidades tienen las noticias correspondientes de ocupar los lugares más valorados de los telediarios. Incluso se juega con ellas para dinamizar la estructura de los mismos o plantearla como cebo para las interrupciones publicitarias y que el espectador no abandone el canal.

El éxito de audiencia de estas noticias conduce a una orientación del periodismo televisivo a insistir en la búsqueda que imágenes cada vez más impactantes de detrimento del contenido riguroso y de la calidad periodística.

En los programas informativos generales, y a veces en los noticiarios, se desarrollan estructuras que insisten en el tratamiento del reality show. Se parte, por ejemplo, de un docudrama para ofrecer historias reales, pero con tratamiento libres de plena o casi ficción o simulación. Luego algunos de los presentes en el estudio, expertos o miembros del público, dan su parecer o aportan datos que se complementan con los del telespectador que llama por el teléfono .

Las imágenes acentúan la representación de estas situaciones al jugar con cambios rápidos y presentación de múltiples situaciones variadas a lo largo del programa par que se pase sin descanso de una emoción a otra. El telespectador se convierte en el voyerista de los demás. Entra en la intimidad de los sentimientos, en la vida privada de las personas y de las familias. Desde el punto de vista de la información no sirve la justificación de que son hechos reales y, en consecuencia, no se pueden ocultar a la audiencia; también se observa que la vida norma y de esfuerzo del quehacer cotidiano es real y, sin embargo, no aparece en las pantallas, porque no vende. Se confunde la información de la realidad con lo vendible, con las pasiones del ser humano.

En el trasfondo de todo ello aparece la exposición al público de la intimidad de las personas y, por tanto, se trata de un ataque directo al derecho a la intimidad, aunque se cuente con la anuencia del protagonista; y mucho más cuando el consentimiento aparece envuelto en la compra y comercialización de los sentimientos y situaciones íntimas de las personas y de la familia. Es el lado menos justificable de la información y el más arriesgado por atentar contra derechos fundamentales de la persona.

2. 2. 3. Programas de protagonismo humano y social

El hombre como tal, como sus vivencias, opiniones y su forma de expresarse, es el protagonista de estos programas. Están presentes en la mayoría de los canales. Los tratamientos varían desde la entrevista en estudio o en el lugar donde vive y trabaja el protagonista hasta los reportajes en los que se intercalan las declaraciones propias y de otras personas.

Se trata de programas biográficos sobre personas conocidas y que den juego; se profundiza en su personalidad hasta ofrecer un retrato psicológico televisivo. En los programas basados en entrevistas de personalidad se genera el factor de comunicación personal.

Nace una magia, un algo especial entre informador y protagonistas, lo cual permite cierto relajo en la formulación de preguntas del entrevistador y que se introduzcan incluso comentarios, añadidos, apostillas, interrupciones en la respuesta.

También ha surgido con fuerza programas de protagonismo social, de formas de ser y de vida de diversos grupos y de personas que viven en entornos sociales peculiares. Son personas sin protagonismo especial en la vida social y que se convierten en protagonistas de programas televisivos. Hay una tendencia en algunas personas a exhibir su vida en público por muy común que sea. Es el deseo de todo ser humano de convertirse en protagonistas de programas televisivos. Hay una tendencia en algunas personas a exhibir su vida en público por muy común que sea. Es el deseo de todo ser humano de convertirse en protagonista de algo y, en este caso, de ser observado por millones de espectadores, al menos unos minutos en su vida. Ya no se trata sólo de participación en concursos por sus destrezas, por su memoria o por su fuerza, sino como presentador de su forma de vida y de su pensar. Es la conversión del espectador en estrella.

Este enfoque ha llegado a los telediarios. Hay canales que buscan un pseudoprotagonismo social. Las cámaras salen a la calle para preguntar sobre cualquier tema con un planteamiento de pseudoencuestas; en otras ocasiones, para detectar algunos argumentos u opiniones sobre una cuestión, aunque las personas preguntadas carezcan de información para opinar. Se pasa de este modo de los protagonistas políticos a la búsqueda de los protagonistas sociales, de noticias de relieve social, de problemas familiares y de problemas de relaciones humanas.

Bastantes de estos programas cuentan con público en el plató. Unos, para participar por ser testigos de alguna situación o familiares del protagonista del programa. Otros, como ambientación humana invitados por el programa y que pueden actuar con sus aplausos, risas o cualquier comportamiento totalmente libre, o más frecuentemente de figuración, es decir, pagados para que actúen conforme a las orientaciones que se les vayan dando.


2. 2. 4. Programas con vídeos de los telespectadores

También ha llegado la moda de solicitar a los telespectadores el envío de sus vídeos domésticos familiares que han logrado éxito en todas las televisiones en las se han programado. En unos casos se trata de la captación por casualidad de situaciones totalmente inesperadas. En otros se ha llegado a simular y provocar escenas para que queden captadas en el vídeo. En unos casos la realidad es verídica, aunque parezca que supera a la imaginación y en otros se ha simulado una realidad, el documento visual como tal, cuanto el lado humorístico, de admiración, sorpresa y, sobre todo, de espectáculo. El telespectador se convierte en reportero y exhibe en público sus vicisitudes reales o sus deseos de vivirlas.

2. 2. 5. Programas de búsqueda de desaparecidos, encuentros y reconciliaciones

Son programas que tratan de descubrir una realidad que casi nunca llega a las noticias de los telediarios y que, sin embargo, oculta una situación humana y familiar profunda. Son hechos, que despiertan interés por representar al ser humano con sus pasiones y sus sentimientos.

Son los programas que, dentro de este grupo, han alcanzado mayor éxito en los países en los que se han desarrollado y los que más se han identificado con los reality show. Debido a las fuertes críticas que han padecido han girado su enfoque hacia planteamientos moderados y de servicio a familias y personas particulares rehuyendo, o suavizando, dentro de lo posible para el éxito del programa, la insistencia en las emociones fuertes, en la lágrimas y dolor. Ahora se presenta el dolor humano y familiar pero huyendo del morbo.

El objetivo final es conseguir el reencuentro de la familia y grabarlo como el logro definitivo del programa. De hecho las cámaras siguen a las personas desde el momento en que , tras diversas indagaciones y llamadas telefónicas de colaboración de los telespectadores, se consigue el reencuentro feliz. Es el momento de mayor emoción. Tal reencuentro se produce en el estudio donde se organiza el programa, o en otro punto, pero siempre con la condición de ser registrado por las cámaras par exhibirlo, posteriormente, con los correspondientes comentarios en el estudio, a la audiencia del programa. Aunque se ha tratado de evitar, especialmente en los canales públicos, el morbo de la exhibición del sentimiento ajeno en la pantalla, sin embargo, el programa trata de prolongar la situación y rentabilizar en tiempo, espectáculo y atractivo la situación, puesto que el objetivo de servicio ya se consiguió en el momento del reencuentro. A pesar de la sobriedad con que se tiende a abordar los temas, sin embargo, el propio hecho suscita las emociones y sentimientos fáciles de los telespectadores que siguen estos programas con complacencia.

Los protagonistas suelen pertenecer a una clase media y baja de la sociedad, a grupos deprimidos o que han pasado por situaciones de fuerte tensión como una guerra, un enfrentamiento familiar grave tiempo atrás y cuyas consecuencias han repercutido sin quererlo en otros familiares y descendencia. Se ponen al descubierto problemas ocultos de la sociedad, rencores, instintos que sirven de muestrario de la naturaleza humana. Subyugan y atraen porque conectan con sentimientos compartidos por todos. Es la exposición del ser humano en su desnudez anímica.

Son programas en los que se consigue también que cada persona pueda exhibirse unos minutos ante millones de espectadores, aunque por ello tenga que perder todo pudor sobre su vida, infidelidades, reconciliaciones y sus sentimientos personales o amorosos hacia otras personas. Sus problemas personales son capaces de congregar a una audiencia de millones al convertirse en un espectáculo humano y familiar para los demás.

de la verdad mediante un máquina. Nada se desprecia con tal de conseguir el descubrimiento de lo más íntimo de las personas. La televisión muestra con las cámaras las apariencias de los rostros humanos, el En algunos casos se ha planteado como auténtica confesión ante la cámara o de búsqueda interior que se transmite mediante la expresión corporal y, además, consigue sacar la intimidad de las personas gracias a los micrófonos, a lo que cada uno manifiesta de sus sentimientos, de sus secretos, de vida íntima y familiar.

Una variante de estos programas son los que se centran en la petición de perdón por algún error o enfrentamiento del pasado que ha dividido a la familia o a unos amigos. Pero en lugar de hacerlo personalmente o mediante otras personas interpuestas, lo solicitan directamente en público por televisión.

Todos ellos siguen unos planteamientos y desarrollos bastante semejantes. Una persona se arrepiente de algo que hizo y trata de pedir perdón a otra persona. El peticionario expone el tema ante la cámara por sí solo o ayudado mediante la entrevista que le hace el presentador. El expositor quiere hacerlo público y se confiesa ante las cámaras, al airear el asunto se rompe la intimidad de la situación, el secreto de la familia y del entorno local y se da a conocer al gran público de la televisión. Con esas imágenes se acude a la persona a la que se l le pide el perdón y se recogen sus reacciones. Si se produce la reconciliación, ambas personas acuden al estudio para escenificarla y analizar las causas y malentendidos hasta alcanzar la solución feliz. En el supuesto de que ésta no se produzca, las cámaras recogen al menos la solicitud y las reacciones de la persona con la que se había roto y no se llega al encuentro en el estudio.

Cada programa recoge varias historias. Cada una manifiesta elementos peculiares y que hacen distintas a las demás. De hecho en la selección y en la organización de cada programa se busca esta variedad.

Con frecuencia los canales de televisión pagan una cantidad por llevar este conflicto a las antenas en incluso se negocia para que se exageren algunos rasgos del hecho, o bien una vez producida la reconciliación en privado, se les pide que lo repitan en público; hay, por tanto, parte de realidad y parte de puesta en escena de ficción, de representación de papeles que uno ha vivido con anterioridad, lo importante es que todo ello se escenifique ante las cámaras. Para que funcione el componente espectacular suele llenarse el estudio con público invitado – pagado o extras para que aplaudan, sonrían y generen también un ambiente acogedor a los protagonistas.

En suma, se trata de programas que ocupan horarios de máxima audiencia, que se conciben para competir con otros similares o no de otras cadenas generalistas. Encierran el morbo necesario, junto al espectáculo y el dolor humano. Parten de hechos reales y de problemas particulares de la vida cotidiana que se convierten en hechos de interés informativo – espectacular por concernir al ser humano.

2. 2. 6. Programas de presentación, reconstrucción, simulación y cámara oculta.

La penetración de las cámaras en lugares secretos para descubrir determinados comportamientos provocados por simulación ha alcanzado un lugar importante en diversos programas televisivos.

Esta realidad plantea varios problemas como el de la relación entre la simulación de hechos y la información de realidades producidas en la sociedad. Con las simulaciones se corre el riesgo de que la audiencia tome como real lo que es una representación. Se admiten estos géneros como elementos de espectáculo más que de información . Es el tributo a la parte de ficción que esto conlleva. Jamás debería introducirse en los telediarios, aunque con la incorporación de la realidad virtual a las informaciones sobre el estado del tiempo o para los escenarios, se abre una brecha nueva en las relaciones entre información-ficción y representación.

Además de la simulación también se produce algo similar con la reconstrucción de hechos y la sustitución de pasos y procesos por hipótesis de lo que pudo ocurrir, pero de lo que no se tiene certeza de si ocurrió de una un otra manera. Sin embargo, esta técnica es muy útil par presentar un relato de hechos. Es un tratamiento que está entre la ficción y la realidad. Es normal que en las películas de tipo histórico se trate de reconstruir unos hechos, pero el espectador da por sentado y admite que muchos de los detalles son de pura invención, en los que predomina la verosimilitud, pero no la autenticidad. Por el contrario, la rigurosidad informativa reclama la autenticidad del hecho. Por este motivo los tratamientos de reconstrucción con elementos de ficción se descartan de los telediarios. Otra cosa es que se indague en lo que todo ocurrir mediante los testimonios de testigos.

En los programas de reconstrucción de hechos se muestra el suceso con cualquier recurso aunque se salga de las exigencias informativas. Frente a la autenticidad que tiene que garantizar las noticias, aquí se considera suficiente la verosimilitud para dar aires de realidad a la narración de los hechos.

Otra variante es la de la simulación de situaciones límite provocativas para un personaje que desconoce el montaje. Para el éxito de la situación se cuenta con otras personas cómplices y que son las que contribuyen a da aire de naturalidad y credibilidad a la situación. Se trata de someter al personaje provocado a la observación de sus decisiones, reacciones y comportamiento ante un hecho determinado. Es el sometimiento a una prueba arriesgada en la que puede quedar retratada claramente su personalidad. Se emplea la técnica de cámara oculta. Antes de la emisión se solicita su consentimiento, de lo contrario no se difunde. Se trata de situaciones divertidas, que buscan el espectáculo, el morbo y la curiosidad.

Hay otros programas que combinan el género debate con la técnica de cámara oculta. Se crea una situación, la cámara oculta la capta y posteriormente en el estudio unos invitados la analiza y debaten en torno a lo captado y a los comportamientos de las personas implicadas que también intervienen en el debate.

Ha habido periodistas que han llevado estas situaciones a extremos inadmisibles, como es el caso de aquellos que inventan reportajes escandalosos y que los venden a las televisiones. Es la máxima representación del periodismo sensacionalista, aunque habría que evitar el término periodismo ya que se trata de pura invención y lo único que se mantiene es la técnica del reportaje. Para una mejor venta se abordan temas de gran interés social: tráfico de drogas, contrabando de refugiados, compra de niños. Para conseguir la verosimilitud de reportero contrata personas, como si fuera extras, que simulen determinados comportamientos ante las cámaras o que relaten una experiencia inventada como si la hubieran vivido y luego truca y monta todo el material captado según sus objetivos de falsa denuncia. Cuando se descubre la falsedad de los reportajes, la desconfianza y la falta de credibilidad no sólo concierne al intrépido reportero, sino también al cana emisor por no comprobar antes de autenticidad de lo relatado. Es más, sucesos de este tipo son los que más dañan el prestigio del periodismo televisivo al introducir la duda sobre la autenticidad y veracidad de otros programas.

2. 2. 7. Programas de sucesos: la cámara voyerista de la tragedia humana

Las cámaras penetran en los hechos trágicos de la vida cotidiana. Penetran donde no llega la mirada del espectador transeúnte y curioso que pasa por el lugar. La cámara se convierte en un voyerista cómplice de los dolores de las familias, amigos y personas particulares y, en suma, de lo tradicionalmente calificados como sección de sucesos. En la televisión el asunto adquiere matices peculiares calificado como sección de sucesos. En la televisión el asunto adquiere matices peculiares, ya que desborda el contenido para centrar la atención del espectador en la exhibición e intromisión en los sentimientos humanos que emergen espontáneamente en las personas vinculadas al hecho. Interesa el contenido, pero con frecuencia se impone los sonidos de sirenas de ambulancias, movimiento de los médicos y de la policía junto a los gritos desgarrados de familiares, la sangre y las lágrimas en primeros planos.

Los relatos y crónicas de sucesos siempre han tenido una buena acogida en el periodismo, incluso existen periódicos especializados en estos temas: asesinatos, robos, tráfico de drogas, violaciones, accidentes.

En televisión también tiene su presencia ya no sólo en algunas noticias sino también en programas específicos. Son programas que se centran en la presentación de accidentes, peleas callejeras, robos, etc. Para la denuncia de estas situaciones se cuenta con la ayuda de la policía. Con frecuencia los reporteros siguen los pasos y vicisitudes de una patrulla policial que vigila las calles durante una noche para acudir a los lugares a los que tenga que ir la policía y recoger imágenes de los sucesos acaecidos. Los programas no se quedan sólo en la captación de las imágenes, sino que posteriormente, en el estudio, son analizadas y comentadas por expertos: abogados, psicólogos, médicos, sociólogos. Los programas varían según la insistencia y regodeo en la sangre, en los lágrimas y gritos que suelen acompañar a estas situaciones, pero en general, en lugar de insistir en estos aspectos se trata de profundizar en las causas y soluciones de cada cuestión. A veces se lleva al estudio al protagonista para que explique su vivencia y dialogue con los especialistas.

Con frecuencia se trata de recoger también los problemas cotidianos, los pequeños sucesos con los que cualquier ciudadano se puede encontrar en la calle. En estos casos el tratamiento es similar, debido a que el objetivo es analizar situaciones sociales, sucesos frecuentes de alborotos y peleas entre grupos y no sólo los más llamativos, como son los accidentes mortales de tráfico. Son temas que por su contenido e implicaciones de personas de la vida corriente: reacciones de padres ante el accidente o detención de un hijo y tratamiento de cámara perseguidora de la acción, tiene buena aceptación.


3. Modelo de la encuesta


¿Ves los Talk Shows?


Si


No


¿Cual ves?

a)Laura en America

b)Monica

c)Maritere


¿Con que frecuencia?


1 vez


2 a 4 veces


5 a 7 veces


No ves


¿Que te parecen?

a)Muy buenos

b)Buenos

c)Regulares

d)Malos

e)Muy Malos


¿Crees que los casos que se presentan son reales?

a)Si

b)No

c)A veces


¿Cual te parece el mas interesante?

a)Laura en America

b)Monica

c)Maritere


¿Estas de acuerdo con la difusion de estos programas?

a)Si

b)No


¿Crees que los "Talk Shows" tienen una influencia:

a)Positiva

b)Negativa


4. Apreciación critica

Tal como la televisión normalizante y portadora de "buenos valores" no ha colonizado a las generaciones del modo deseado y previsto (más bien ha dado pie a grandes oleadas de hostilidad y tal vez haya contribuido al nacimiento de las culturas marginales), la punta alta y dramática de la televisión ha coincidido con una progresiva disminución de la formación de hostilidades. Una vez representada por el televisor, la revuelta efectiva ya no era necesaria. O por lo menos ésta ha sido la opinión de numerosos investigadores sociales que han notado el nexo entre crecimiento del absentismo político y expansión de la televisión de denuncia, y ello contra el parecer de los políticos que se obstinan, como en todas partes, en buscar efectos directos y coherente sobre el comportamiento.

Aparentemente, el problema está ligado sucesivamente a otros, la representación de la violencia y la representación de la obscenidad por ejemplo, como estímulo a comportamientos directamente dependientes de estas provocaciones.

En este aspecto conviene separar los dos campos y afirmar, entretanto, que la pista de la indagación se pierde en los supuestos perjudiciales de tipo normal y político, cuando se busca el nexo directo entre imagen y efecto de la imagen.

Toda investigación deja abierto el discurso sobre el alcance real y sobre la profundidad del fenómeno. Pero toda investigación, e incluso la experiencia práctica, demuestran claramente que el discurso sobre el nexo directo y sobre el efecto inmediato no es relevante y sólo lleva a cómodas y genéricas peticiones de principio.

El problema que se ha de afrontar aquí es sí, y de que modo, cambia la relación de los usuarios con lo real y con la experiencia de los hechos, cuando se cumple el paso del contacto continuo con la representación; si, y de que modo, esta representación asume características particulares cuando se recurre al uso del registro del acontecimiento como testimonio sucesivo en otros contextos televisivos. Es decir, cuando la televisión se convierte en garantía y testimonio de sí misma.


5. Conclusiones:

De acuerdo con lo observado e investigado sobre este fenómeno social, discrepamos con la critica intolerante que recusa al show sus contenidos temáticos antes que el tratamiento que reciben. No hay malos temas, solo hay malos conductores. Condenamos la mentira y la mediocridad estén donde estén pero no condenamos a este genero legitimo. Estos conductores que propiciaron un caos sin salida, el dia que sus prejuicios impidieron llegar al meollo del asunto, el dia que cuadraron injustamente a sus casos mientras no supieron cuadrar a los preguntones cavernarios. Nosotros hemos entendido de acuerdo a lo leído que el proposito de los talk shows es llevar a la pantalla casos de la vida real pero no necesariamente con los protagonistas reales del caso, sino con gente pagada para actuar como si les pasara a ellos, pero se supone que los casos son reales, ahora el problema con los programas nacionales es que abusan de eso para ganar el famoso RATING y distraer a la gente de los problemas reales que aquejan a nuestra sociedad con la llamada televisión basura, incluimos en esto a los : Talk Shows, programas comicos de bajo nivel de etica y moral (como el SHOW DE LOS COMICOS AMBUANTES). De acuerdo a las entrevistas hemos llegado a la conclusion que la gente los ve, porque les gusta y a otros no porque les guste ni porque les llame la atencion, sino , simplemente por el hecho que no hay otra cosa que ver a una determinada hora y a mucha gente le gusta eso de "meter golpe" y gritar y agredir a la persona. Otra cosa que nos dijeron las personas entrevistadas esque no ponen programas culturales porque ninguna ha tenido una buena acogida. Para que puedan haber programas culturales es necesario motivar a los niños y enseñarles a ver programas culturales y que la television nacional es PESIMA.

6. Bibliografía

Información televisiva, mediaciones, contenidos, expresión y programación – Cebrián herreros Mariano. Editorial Síntesis, Madrid, España. 1998

Televisión: La Realidad como espectáculo. Colombo, Furio2da Edición, Barcelona, España, 1976.

El espectáculo informativo o la amenaza de lo real. González Requena Jesús.
Madrid, España, Edit. Akal, 1989

Por Ian Carlos Boggio Woll
ianboggio@hotmail.com