Hace ya varios años, uno de los autores asistía a un
simposio académico y presentaba un trabajo en el que
aparecía una primera versión del modelo al que
haremos referencia en este trabajo práctico. El
modelo trataba de especificar las formas y grados de
participación de los empleados de que puede disponer
un gerente de empresa y cómo éste puede diseñar una
solución para su problema basándose en el análisis
de las circunstancias que le rodean. Para ciertas
situaciones se consideraba apropiada una toma de
decisiones de tipo autocrático; para otras, se
preferían posturas de mayor participación,
incluyendo la adopción de decisiones colectivas. El
tema central del trabajo era que las exigencias de
determinadas situaciones determinaban la efectividad
(y, por consiguiente, la pertinencia) de posturas
autocráticas o de corte más democrático para
resolver los problemas de la empresa.
Como suele ocurrir en todas las reuniones
académicas, se había designado a un participante en
el simposio para hacer una crítica del trabajo y
poner de manifiesto sus aciertos y sus puntos más
débiles. Tal papel correspondió a un eminente
sociólogo que, tras una crítica metódica y
constructiva, propuso a los asistentes un modelo
alternativo de participación. En su modelo
recomendaba la toma de decisiones colectiva y por
consenso como la única solución para todas las
situaciones que pudieran presentarse en una
organización.
El autor montó en cólera y comenzó a trabajar con
todas sus fuerzas para refutar aquella tesis.
Pensaba incluir ejemplos como el del «quarter- back»
del fútbol americano que trataba de servirse de la
toma de decisiones colectiva en pleno partido y
dejaba que transcurrieran los 30 segundos de que
disponía para ordenar la jugada que su equipo debía
realizar. Sin embargo, la defensa de su modelo no
resultó necesaria una vez que el crítico añadió que
su postura a favor de una toma democrática de
decisiones no se basaba en que produjera mejores
resultados sino en la creencia de que era moralmente
justa...
Años después, el mismo autor estaba dirigiendo un
coloquio académico sobre el modelo en el
departamento de psicología de una de las principales
universidades del país. Después de su presentación,
un profesor de psicología clínica sugirió que, en
lugar de incitar a los líderes a actuar de forma
coherente ante una situación determinada, se debería
estimular a la gente a respetar sus tendencias
naturales; se debería animar al dirigente
autocrático a que siguiera siéndolo, y al
participativo a que continuara en su línea.
Ambas posiciones expuestas por los críticos son
defendibles. Cada una de ellas pone de relieve un
grupo diferente de valores relacionados con la
participación. La primera contempla la participación
como un asunto moral, incluso como un imperativo
moral. La participación es un objetivo que hay que
alcanzar por propio derecho, porque es algo bueno y
justo. No necesita justificación desde el punto de
vista pragmático.
Todos nosotros deberíamos tener un cierto respeto
por esta postura. Concedemos gran valor a la
democracia en el gobierno no por su eficacia sino
porque legitima el derecho del pueblo a influir en
aquellas decisiones que deban incidir decisivamente
sobre los ciudadanos. Por idéntica razón nos
oponemos al totalitarismo existente en
Hispanoamérica o al Sistema del apartheid en
Sudáfrica.
Muchos sociólogos se han referido a la expansión de
los valores democráticos a partir de las
instituciones de carácter político hacia la familia,
la enseñanza e incluso el mundo empresarial centrado
en la maximización de sus beneficios. Hemos oído a
muchos dirigentes empresariales expresar su
convencimiento de que «es bueno ser participativo y
malo ser autocrático».
Nuestro segundo crítico destacaba un diferente grupo
de valores, que definimos como existenciales. No se
debe buscar la participación sino la autenticidad.
La participación será buena o mala según la
verdadera naturaleza del líder. «Sé fiel a ti mismo»
se aplica tanto a la intervención de los demás en la
toma de decisiones como a las diferentes facetas de
las relaciones humanas.
Recomendamos la participación no porque sea buena o
porque exprese el natural respeto de la humanidad
hacia sus miembros. En todos nuestros modelos, los
grados de participación se evaluarán de acuerdo con
su contribución al objetivo de la eficacia y no como
fines en sí mismos. Nuestro trabajo refleja valores,
pero esos valores tienden a apoyar la eficiencia en
las empresas y una toma racional de decisiones. En
determinadas circunstancias, la participación
proporciona un medio para lograr tan valiosos fines,
pero nunca propugnamos que sea un fin en sí misma ni
que sea un mecanismo para lograr una auténtica
expresión de la personalidad.
La visión que tienen en general los trabajadores de
su jefe es que ordenan, mandan, deciden, dicen lo
que se debe hacer, imponen criterios, distribuyen el
trabajo, controlan y supervisan las tareas.
La participación de los directivos y mando debería
estar centrada en crear una imagen tal de manera de
ser catalogados como un colaborador más, orientador,
generador de confianza; en ser aceptados por el
grupo naturalmente, en ser buenos comunicadores y
transmitir seguridad.
DEFINICIÓN DE LIDERAZGO
El liderazgo ha sido definido como la "actividad de
influenciar a la gente para que se empeñe
voluntariamente en el logro de los objetivos del
grupo". Por grupo debe entenderse un grupo pequeño,
un sector de la organización, una organización, etc.
Debido a que lo que aquí interesa es el liderazgo en
el terreno organizacional, de ahora en más
utilizaremos la palabra "organización" para
significarla tomada en conjunto o cualquier sector o
grupo que la compone.
De tal definición surgen los dos campos
fundamentales de liderazgo:
1) El proceso intelectual de concebir los objetivos
de la organización.
2) El factor humano, esto es, influenciar a la gente
para que voluntariamente se empeñe en el logro de
los objetivos.
John P. Kotter, en su excelente obra "The leadership
factor" (1988), dice que el liderazgo se caracteriza
por lo siguiente:
1) Concebir una visión de lo que debe ser la
organización y generar las estrategias necesarias
para llevar a cabo la visión.
2) Lograr un "network" cooperativo de recursos
humanos, lo cual implica un grupo de gente altamente
motivado y comprometido para convertir la visión en
realidad.
La definición de liderazgo citada al principio
contiene una palabra clave: "voluntariamente", que
también podría traducirse como "de buena gana". No
se trata sólo de influenciar a la gente sino de
hacerlo para que voluntariamente se empeñe en los
objetivos que correspondan. Por lo tanto, excluimos
del concepto de liderazgo la influencia basada en la
coerción.
Puede concluirse que liderazgo y motivación son dos
caras de una misma moneda, en donde la primera mira
al líder y la segunda a sus seguidores; por lo
tanto, también podemos afirmar que liderar es
provocar motivación.
EL LIDERAZGO COMO CUALIDAD PERSONAL
En los albores de la historia, el líder era
concebido como un ser superior al resto de los
miembros del grupo, con atributos especiales. Un
individuo al demostrar su superioridad ante la
comunidad se convertía en el líder.
Se consideraba que estos poderes o atributos
especiales nacían con ellos.
Actualmente con el auge de la psicología, se ha
tratado de fundamentar esta perspectiva a partir del
fuerte vínculo psicológico que establecemos con
nuestro padre, la primera figura arquetípica que
tenemos.
Estudios psicológicos sobre el liderazgo sostienen
que buscamos en nuestros líderes la seguridad que
nos proporcionaba el símbolo paterno.
Y así, como conceptualizábamos a nuestro padre como
un ser perfecto e infalible, reproducimos esta
fijación hacia nuestros líderes, considerándolos más
grandes, más inteligentes y más capaces que
nosotros.
Aunque actualmente ya no se piensa que estas
habilidades son supernaturales y que las habilidades
que hacen a un líder son comunes a todos, sí se
acepta que los líderes poseen éstas en mayor grado.
Los estudios sobre el liderazgo señalan que los
líderes tienden a ser más brillantes, tienen mejor
criterio, interactúan más, trabajan bien bajo
tensión, toman decisiones, tienden a tomar el mando
o el control, y se sienten seguros de sí mismos.
EL LIDERAZGO COMO FUNCIÓN DENTRO DE LA ORGANIZACIÓN
Conforme se consolida la teoría de la administración
y de las organizaciones, ha cobrado fuerza el
estudio del liderazgo como una función dentro de las
organizaciones. Esta perspectiva enfatiza " las
circunstancias sobre las cuales grupos de personas
integran y organizan sus actividades hacia
objetivos".
Según esta perspectiva el líder es resultado de las
necesidades de un grupo. Un grupo tiende a actuar o
hablar a través de uno de sus miembros. Cuando todos
tratan de hacerlo simultáneamente el resultado por
lo general es confuso o ambiguo.
La necesidad de un líder es evidente y real, y ésta
aumenta conforme los objetivos del grupo son más
complejos y amplios. Por ello, para organizarse y
actuar como una unidad, los miembros de un grupo
eligen a un líder. Este individuo es un instrumento
del grupo para lograr sus objetivos y, sus
habilidades personales son valoradas en la medida
que le son útiles al grupo.
El líder no lo es por su capacidad o habilidad en sí
mismas, sino porque estas características son
percibidas por el grupo como las necesarias para
lograr el objetivo.
El líder se diferencia de los demás miembros de un
grupo o de la sociedad por ejercer mayor influencia
en las actividades y en la organización de éstas. El
líder adquiere status al lograr que el grupo o la
comunidad logren sus metas. El líder tiene que
distribuir el poder y la responsabilidad entre los
miembros de su grupo.
Esta distribución juega un papel importante en la
toma de decisiones y, por lo tanto, también en el
apoyo que el grupo le otorga.
Un individuo que destaca como un líder en una
organización constitucional no necesariamente
destaca en una situación democrática, menos
estructurada. Los liderazgos pueden caer en personas
diferentes.
En síntesis, " el líder es un producto no de sus
características, sino de sus relaciones funcionales
con individuos específicos en una situación
específica."
FACTORES CONDICIONANTES
El estudio del liderazgo es un problema complejo si
se tienen en cuenta los rápidos cambios que se
producen en la actualidad.
Debemos considerar los siguientes factores
condicionantes:
Cultura organizacional:
El "clima" existente en la empresa influye en la
eficacia de la conducción.
Estructura organizacional:
La falta de definición de las líneas de autoridad
puede ocasionar problemas de relación.
Estilo personal:
La modalidad de conducción, condicionada por
factores temperamentales y caracterológicos.
Requerimientos situacionales:
Identificación de los grupos laborales existentes:
- Integrados / Desintegrados
- Aislados
- Clanes / Pandillas
· Posiciones o puestos de trabajo bien determinadas:
- Definición de funciones, actividades y
responsabilidades.
Normas, políticas y procedimientos claros:
- Información proporcionada a los empleados (
Reglamentos internos, Manuales de Orientación,
Sistemas de Reuniones, etc. )
EL PROCESO DE LIDERAZGO
Las personas se pueden dividir en tres grupos:
1) Los que aspiran a ascender y se identifican con
la organización.
2) Los indiferentes, que aceptan las exigencias de
la organización pero aíslan su propio interés real.
3) Los ambivalentes, que necesitan la seguridad de
la organización pero tropiezan con dificultades para
desempeñar el papel.
La diferenciación entre estima y status es
importante para el administrador. Este dispone del
poder necesario para conferir símbolos de status a
un individuo, pero se estima sólo al hombre que lo
merece por su desempeño. Homans hace el siguiente
distingo entre estima y status. La estima puede
determinar por sí sola una situación de liderazgo,
sin necesidad de una jerarquía formal. El individuo
estimado tiene mayores posibilidades de promover
cambios en el grupo, pero también está expuesto a
perder su aprecio si el grupo considera que la
desviación es excesiva.
El liderazgo no depende de los rasgos individuales
sino de la interrelación de la personalidad con los
factores situacionales de carácter social.
El administrador debe reconocer que en la empresa
existe un sistema social. Es el sistema social
trasladado de la sociedad en general a la empresa.
Para actuar en este sistema social, primero el
administrador debe tener conocimiento de los
fenómenos de la conducta humana y abordarlos. Esto
último implica cierta comprensión de las necesidades
y las motivaciones humanas, y capacidad perceptiva
para analizar al individuo.
Una vez que haya aprendido todo acerca de la
conducta humana, puede orientar el rumbo del
liderazgo mediante el incentivo y la motivación.
Para obtener una acción eficaz del subordinado, el
administrador no debe basarse sólo en la relación
autoritaria y jerárquica entre ellos, y por el
contrario debe motivar al subordinado para que
ejecute una tarea de calidad superior.
El administrador nada realiza por sí mismo, pues
ejecuta su acto sólo mediante la administración o la
coordinación de los actos ajenos.
El administrador se ve presionado entre el deseo de
complacer a sus superiores y pares, y el de
complacer a sus subordinados. Si posee percepción
social y comprensión de la conducta humana, hará
mucho por dejar satisfechos a ambos grupos.
El administrador supone que todas las personas
tienen las mismas motivaciones e idénticos intereses
que él. Nada más lejos de la verdad.
Para tener éxito, el liderazgo debe ser capaz de
comprender el comportamiento humano, la jerarquía de
necesidades y los problemas de la percepción social.
El administrador como líder debe tener una imagen
clara del comportamiento humano.
La percepción fundada en la comprensión del
comportamiento es parte del proceso de adquisición
de aptitud en el terreno de las relaciones humanas.
La comprensión de la jerarquía de necesidades
humanas conduce al ejercicio eficaz del liderazgo.
El líder debe motivar al adepto que forma parte de
su equipo, con el fin de que contribuya a la
realización de la tarea. La motivación exige que el
líder contemple tres entidades distintas en la
organización:
-El individuo
-El grupo
El individuo que sufre la influencia del grupo
Es posible que el individuo sólo desee el
reconocimiento de los miembros de su grupo, y que
rechace aquella que le brinde el líder.
Es importante conocer las formas particulares de
reconocimiento existentes en la sociedad, y sobre
todo en la empresa.
EL LÍDER ADECUADO EN EL MOMENTO APROPIADO
Si la empresa cuenta con alguna(s) persona(s) que
fije(n) el rumbo y la oriente(n) en el logro de sus
objetivos y la puesta en ejecución de su estrategia,
entonces posee un líder (o líderes). El verdadero
líder es el "alma" de la empresa y es el que genera
el entusiasmo que motivará el rendimiento. En
efecto, el líder concibe la estrategia brindando la
visión, fijando prioridades y determinando e
implementando el motor estratégico.
Los líderes deben saber elegir el momento oportuno;
su estilo y aptitudes deben adecuarse a las últimas
necesidades de la organización, ya que existen
muchos tipos de líderes y la empresa debe contar con
el adecuado en el momento apropiado.
Existen cuatro tipos de líderes. Cada uno suele ser
sumamente efectivo en el momento apropiado de la
trayectoria de la compañía.
1) Líderes audaces
Son generalmente los fundadores o creadores de la
institución o compañía. Poseen la pasión y el genio
para hacer realidad los sueños que otros creen
inalcanzables. Son personas que tienen mucha prensa.
No se puede negar la importancia de los líderes
audaces, pero solamente son eficientes en
situaciones específicas y en una cierta fase del
ciclo vital de la institución. Si se les pide que
ejerzan el papel de líder cuando la empresa requiere
estabilidad y maniobras cautelosas, son un desastre.
No todas las personas audaces son líderes. Algunos
son simplemente "jugadores" que actúan sin medir las
consecuencias y carecen de visión, rumbo o
estrategia.
Los verdaderos líderes audaces son personas que
apuestan su patrimonio y reputación personal al
éxito de los cambios significativos que realizan en
el modo en que operan sus organizaciones. Muchas
veces crean productos, servicios o causas que de
otra manera no hubieran existido. En esta categoría
podemos mencionar a Bill Gates de Microsoft.
2) Líderes cautelosos
Están interesados y comprometidos en hacer que la
empresa o institución pase de una etapa inicial de
crecimiento a una sana madurez. Su punto de vista es
evolutivo en lugar de revolucionario.
Sus atributos de liderazgo son la estabilidad y un
claro sentido de dirección para la organización. Su
función es facilitar la evolución de la compañía
para garantizar su crecimiento a largo plazo. No son
mencionados en los titulares de los periódicos ni
reciben la espectacular publicidad de los líderes
audaces. Normalmente, su reconocimiento se produce a
través de testimonios más silenciosos, luego de que
han batallado largo tiempo para consolidar la firma
y convertirla en un éxito.
Hacen que las empresas se conserven robustas y
posibilitan que se desarrollen de una manera
sistemática y previsible. No todos los gerentes de
estilo cauteloso son líderes. Algunos son en
realidad simplemente "guardianes" que no incrementan
el valor de la compañía. Llega el momento en el que
el líder cauteloso debe ser reemplazado por el
cirujano o inclusive por el funerario.
3) Cirujanos
Seleccionan las mejores partes de la institución y
la mano de obra para garantizar su supervivencia.
Eliminan aquellas unidades que no son necesarias o
cuya existencia amenaza a toda la organización.
Estos líderes frecuentemente salvan a las empresas
que se hallan al borde del colapso. Por ejemplo, Lee
Iacocca fue un cirujano que salvó a la Chrysler
Corporation. Hizo que el foco de atención de la
empresa fueran los automóviles y eliminó de la misma
los segmentos no relacionados con la industria
automotriz.
Iacocca salvó a la Chrysler aplicando las aptitudes
que había adquirido durante su larga trayectoria en
la Ford. Introdujo una mini camioneta y reintrodujo
el convertible, lo que por una ironía de la vida
fueron las dos medidas decisivas que no se le
permitió tomar en la Ford.
Iacocca siguió sus instintos, y sus talentos
coincidieron con los requerimientos de la empresa.
Eso lo convirtió en el líder adecuado en el momento
apropiado.
4) Funerarios
Su tarea es cosechar los frutos de la empresa,
cerrarla o fusionarla con otra. Se hacen cargo de
los sobrevivientes y de otros que se hayan visto
afectados por la defunción de la institución.
Se encargan de tomar decisiones en un momento en que
los que están demasiado cerca de una situación o
demasiado involucrados personalmente en una
historia, son incapaces de pensar claramente por sí
mismos. El líder funerario debe tomar la decisión
adecuada en relación con la existencia de las
divisiones o productos de una empresa que está en
problemas o inclusive sobre la misma compañía. En el
interín, estos líderes deben hacer frente a los
apegos emocionales de los sobrevivientes. Es a
menudo necesario un verdadero líder estratégico para
cerrar una línea de productos o
retirarse del mercado. A veces, el funerario debe
cerrar una compañía entera cuando ésta se encuentra
demasiado enferma para recuperarse. Es probable que
se los llame "eutanastas" en la jerga actual, sin
embargo son líderes.
CARACTERÍSTICAS DE TODOS LOS LÍDERES
Dedicación
Los líderes estratégicos están comprometidos con la
supervivencia a largo plazo y la prosperidad de las
organizaciones. Esos son los objetivos primordiales
cuya importancia nunca esta de más enfatizar.
Por el contrario, muchos norteamericanos creen que
esforzarse para que el balance general tenga un
saldo holgadamente positivo es la misión y objetivo
primordiales del gerente. Algunos además sostienen
que se debe conservar constantemente un flujo
positivo de efectivo si la empresa ha de ser capaz
de pagar sus cuentas y de mantener su solvencia.
Pero esta concentración obsesiva en el balance
general destruye las organizaciones, ya que estimula
una mentalidad de corto plazo y oportunista:
engendra gerentes y no líderes estratégicos.
Los líderes estratégicos reconocen la diferencia
entre los medios y el fin. Las utilidades y el flujo
de efectivo son medios para lograr un fin y no un
fin en sí mismo. Las utilidades son los medios para
que una empresa reinvierta en su futuro al costo más
bajo. Debido a que los líderes poseen una visión
para la compañía y están comprometidos en
implementarla, deben establecer un equilibrio entre
los factores de corto y largo plazo.
Pasión
Los líderes deben amar la organización y sus
objetivos. Deben tener el deseo de anteponer las
metas de la empresa a todo lo demás; requieren
pasión.
Los diferentes tipos de líderes exhiben distintas
clases de pasión. Los líderes audaces concentran su
pasión e impulso estratégico en crear algo que creen
que es único.
El impulso de los líderes cautelosos es más sutil y
menos visible. Están dedicados a sostener el
crecimiento y rentabilidad de la compañía o a
sostener la robustez y vigor de la institución
pública. Están orientados a los cambios progresivos
y no a los cambios espectaculares. Con todo, los
líderes de estilo cauteloso suelen expresar
claramente sus metas e intenciones y están
apasionadamente comprometidos con hacerlas realidad.
Aunque parezcan fríos y calculadores, el cirujano y
el funerario son también líderes apasionados que
poseen el impulso y la dedicación para efectuar los
difíciles cambios, ya sea para renovar sus
instituciones o mantenerlas productivas todo el
tiempo que sea posible. El cirujano esta dispuesto a
eliminar los segmentos enfermos e improductivos para
hacer más sana la organización en su conjunto y para
que pueda existir más tiempo. El funerario tiene la
capacidad de hacer lo necesario para ayudar a la
organización a aprovechar al máximo sus últimos
momentos.
Credibilidad
Los líderes hacen lo que dicen. La coherencia de las
acciones y palabras es esencial. Y también lo es la
honestidad. Si las circunstancias determinan la
realización de cambios, un líder debe estar
dispuesto a explicar el motivo y ser capaz de
hacerlo; si no se obtienen los resultados
prometidos, un líder debe ser capaz de admitir
errores o defectos.
Los líderes estratégicos hacen más que pronunciar
discursos que digan lo que la gente quiere oír. No
solamente son creíbles sino previsibles. No hacen
promesas desmedidas ni crean sorpresas y
desilusiones. Cuando los cambios se hacen
necesarios, los líderes los discuten con su equipo.
En efecto, esta clase de comunicación en equipo es
una de las características que define a los líderes
estratégicos de todos los tipos.
Aptitudes extraordinarias
El líder estratégico debe ser el mejor en algún
aspecto clave de la empresa y ser capaz de convertir
esta cualidad en algo realmente diferente. Algunos
líderes se desempeñan mejor en el desarrollo y
diferenciación de los productos y servicios de la
compañía, algunos se destacan en las ventas y otros
resuelven problemas de manera singular. Este talento
especial es el motor estratégico que le posibilita
al líder y a la firma obtener y conservar una
ventaja competitiva y, a veces, hasta injusta.
Aptitud para establecer un plan estratégico
exitoso
La pasión o impulso es inútil si el líder no tiene
un plan estratégico claro, comprensible y realista
que le comunique al equipo hacia donde se dirige la
institución. El plan estratégico define cada una de
las funciones de la empresa y describe a grandes
rasgos las expectativas para todas las personas que
trabajan en proyectos, producción, ventas, etc. El
plan le indica al equipo cómo tener éxito, ya que
especifica lo que cada grupo del mismo tiene que
realizar para triunfar y explica como cada uno de
ellos encaja dentro de la visión, rumbo y estrategia
totales.
Los líderes son parte de la acción y comparten los
riesgos y recompensas de la puesta en marcha del
plan estratégico que han creado. Asumen tanto la
responsabilidad de los fracasos como de los éxitos.
No pueden describir cada actividad de la compañía,
sin embargo, deben describir las acciones clave para
lograr el éxito, así como de qué manera y en qué
momento deben ser ejecutadas. Todas las acciones
esenciales para la implementación del plan
estratégico, a corto y a largo plazo, son
responsabilidad del líder estratégico.
Flexibilidad y disposición para dejar el poder
El líder estratégico comprende que dado que ninguna
solución es duradera, la empresa debe prever y
responder con rapidez y decisión a los cambios. Por
consiguiente, el plan estratégico y el motor
estratégico también deben evolucionar con el
transcurso del tiempo.
Para tener éxito, los líderes deben mantenerse
flexibles. Y el desafío más grande para la
flexibilidad de visión y acción de un líder es saber
cuándo debe dejar ese rol a un sucesor y tener la
capacidad de hacerlo.
Aptitud para formar y conservar el equipo adecuado
La constitución de un equipo es un aspecto del
liderazgo que a menudo se pasa por alto. Sin un
equipo, el líder no puede liderar: sin el equipo
adecuado, un líder no puede conducir en forma
efectiva.
Primero viene la incorporación. Los líderes deben
tener la capacidad de identificar los distintos
tipos de personas que necesitan para implementar el
plan estratégico a largo plazo y evitar la tentación
de incorporar solamente las personas que están más a
su alcance, que le agradan o que se asemejan a
ellos. El motor estratégico deberá especificar qué
cualidades se requieren. Los integrantes del equipo
deben ser capaces de fomentar relaciones duraderas y
no solamente "recibir el pedido y echar a correr".
Una vez que tiene un equipo, el líder debe ser capaz
de motivarlo adecuadamente. Algunos equipos
requerirán gratificaciones y recompensas inmediatas,
algunos necesitarán seguridad y otros responderán
positivamente si tienen pleno control sobre lo que
hacen y cómo lo hacen. Es probable que las
correspondientes recompensas del equipo no sean de1
agrado personal del líder. Pero posiblemente sea
esencial proporcionarlas para el logro del éxito.
La conservación del personal es muchas veces el
aspecto más difícil de la formación de un equipo. El
líder debe tener la capacidad de conservar el
personal clave durante el período requerido.
La continuidad involucra prepararse para el futuro
con una fuerte planificación de la sucesión para
todos los protagonistas clave, incluyendo al líder
estratégico. Muchos líderes carecen de la capacidad
de prepararse para su propia jubilación, ya sea
voluntaria o de otra índole. Debido a que se aferran
a la autoridad durante demasiado tiempo sin preparar
a un sucesor, la empresa no sobrevive mucho tiempo
sin ellos. Los líderes consolidados comienzan a
creer que son infalibles y omnipotentes. Atribuyen
el éxito de la organización a su propio talento e
ignoran los aportes del equipo. Terminan
considerando a los integrantes del mismo como
mercaderías o piezas intercambiables que son fáciles
de reemplazar, y que se puede usar o abusar de las
mismas a voluntad.
Esta actitud es una invitación al fracaso. Los
miembros del equipo se sienten desencantados e
inclusive, abiertamente hostiles. Un líder al que se
lo aplaude como salvador, se lo proclama genio
creativo o simplemente se lo convierte en el "hombre
de negocios del año" deberá inmediatamente comenzar
a planificar su retiro o dedicarse a una nueva
profesión.
Características de los diferentes tipos de
equipos/líderes
Los miembros del equipo del líder audaz se asemejan
a éste. Es probable que sean personas sumamente
dinámicas y flexibles, y que estén dispuestas a
arriesgar toda su trayectoria e inclusive sus
patrimonios personales. Están motivados por la
posibilidad de tornar realidad algo nuevo y
diferente (muchas veces revolucionario), y formar
parte de un equipo innovador. Sin embargo, es
probable que quieran participar en forma muy activa.
Y cuando la actividad pierde impulso y las cosas se
vuelven menos estimulantes, estas personas tienden a
aburrirse y a querer pasar a otra cosa. Los líderes
deben estar alertas ante este hecho y listos para
buscar sustitutos. Sin embargo, el nuevo equipo
tiende a ser bastante diferente del líder audaz, tal
vez esto indique que llegó el momento de que el
líder audaz debe marcharse.
En el equipo del líder cauteloso, éste deberá
proporcionar una estructura, beneficios y
recompensas progresivas. La empresa se tornara más
estable, más previsible y menos estimulante.
Mientras la compañía esté en condiciones de
continuar creciendo y prosperando, este enfoque está
justificado. El desafío es que el liderazgo
reconozca cuando es el momento para la reducción de
personal, o sea, cuando el cirujano o el funerario
deberán asumir la dirección del equipo.
El equipo del cirujano o del funerario será pequeño
y se concentrará estrictamente en la supervivencia.
El equipo debe estar dispuesto a poner en tela de
juicio todas las actividades y cortar donde sea
necesario.
El papel que desempeña el motor estratégico
No solamente el equipo debe adecuarse al estilo del
liderazgo, sino que debe adecuarse perfectamente al
motor estratégico del líder. Si los integrantes del
equipo no están en armonía con el motor, es decir,
con lo que el líder considera que es la ventaja
competitiva de la firma, deben ser reinstruidos o
removidos. El líder cauteloso necesita personas que
sepan trabajar en equipo y no virtuosos que buscan
aplausos; el cirujano no puede tener en su equipo
personas cuyos recuerdos de tiempos de vacas gordas
los haga sentirse incómodos con la exigencia de ser
"austeros y ahorrativos".
Tenacidad y coraje
Los grandes líderes de la historia se distinguen por
la capacidad de ser fieles a sus visiones. John F.
Kennedy le dijo al mundo que los Estados Unidos
harían aterrizar un hombre en la luna para finales
de la década y luego tomó las medidas para que esto
fuera una realidad.
Los líderes estratégicos de todo tipo evidencian
tanto la visión como la voluntad de actuar. Quizás
los líderes audaces estén espiritualmente más
próximos a la actitud ejemplificada por Kennedy.
Los líderes de estilo cauteloso tienen que soportar
que se los llame "insípidos", "organizados" o
"ejecutivos de finanzas". No pronuncian discursos
sobre las virtudes del espíritu empresario para
aumentar su propia reputación. En cambio, defienden
su estilo con acciones coherentes, porque están
convencidos de que eso es lo que se necesita para
hacer que las organizaciones crezcan y prosperen en
el largo plazo. Tienen la voluntad de mantener el
rumbo y no dejarse llevar por modas o slogans
pasajeros.
Los cirujanos y los funerarios también deben estar
dispuestos a hacer frente a las críticas por
acciones eventualmente poco populares, tales como
cerrar fábricas, liquidar líneas de productos o
recambio de personal. Pero deben decir la verdad
acerca de sus intenciones y ser capaces de defender
sus acciones sin ocultarlas. La credibilidad es de
fundamental importancia.
ESTAR ATENTOS PARA ESCOGER EL MOMENTO OPORTUNO
Los líderes pueden elaborar el plan estratégico más
coherente, contratar y motivar al mejor equipo y, a
pesar de todo, fracasar por no haber sabido elegir
el momento propicio. Empresas con buenos productos y
servicios han fracasado porque arribaron antes de
que el mercado estuviera preparado para los mismos.
La habilidad para escoger el momento propicio y un
sentido de cuánto tiempo es necesario aferrarse a
una idea o proyecto forman parte del logro de los
resultados deseados.
Los líderes estratégicos aprenden a reconocer la
dificultad que implica efectuar cambios o inclusive
encauzar una empresa en un rumbo fijo y coherente.
Los líderes audaces que tienen la pasión para
ofrecer al mundo un nuevo producto o servicio deben
comprender que el mismo no tendrá una aceptación
inmediata. A los clientes se les debe enseñar a
reconocer una necesidad que no advertían que
existía.
El problema para los líderes cautelosos es reconocer
la necesidad de cambio y prepararse. Por supuesto,
no deben actuar con demasiada celeridad. Mientras
dejan que la competencia se posicione, provocan su
propia defunción.
Los cirujanos también deben reconocer la dificultad
y el tiempo requeridos para salvar a la compañía y
reestructurarla adecuadamente. Si los cirujanos
intentan hacer demasiadas cosas en poco tiempo, tal
vez provoquen la destrucción de toda la compañía.
Por último, el funerario debe tener cuidado de no
asumir prematuramente que la institución ha muerto.
La meta es aprovechar sus beneficios tanto como sea
posible.
En resumen, los líderes estratégicos deben:
Comprometerse con la supervivencia y prosperidad
de su organización.
§ Ser capaces de aprovechar sus puntos fuertes para
colocarla en la mejor posición competitiva según sus
características.
§ Tener la capacidad de convertir su pasión y el
motor estratégico en un plan estratégico realista y
viable que proporcione un rumbo específico al equipo
y permita a cada uno de sus integrantes clave
trabajar en pos del mayor provecho para la
organización.
§ Ser capaces de incorporar, motivar y conservar a
las personas que mejor se adecuen a la personalidad
del equipo y satisfagan las necesidades de la
organización.
§ Ser lo suficientemente flexibles para saber cuándo
cambiar y prepararse para el cambio, pero lo
suficientemente audaces para ser fieles a su visión.
§ Estar alertas para elegir el momento oportuno,
incluso el que indica cuándo marcharse.
ESTILOS DE LIDERAZGO
Recorreremos los principales enfoques. Nos ha
resultado útil clarificar los aportes de las
distintas escuelas de management respecto de la
cuestión del liderazgo en:
Enfoques sustancialistas
¿Cuál es el secreto de los líderes?
Estos enfoques buscan identificar ciertos rasgos de
personalidad profundamente arraigados en la persona,
permanentes, muchos innatos o adquiridos con un
trabajo de largos años.
Los estudios hechos en este siglo, y hasta los 40 o
50, en pos de estos rasgos universales de
personalidad son muchos. Ahora bien, sus
conclusiones no son muy prometedoras dado que no
existen muchas coincidencias entre ellos.
De todos modos, más por sentido común que por los
dudosos resultados de la investigación de campo,
parece indudable que aquellas personas que aspiran a
ejercer el liderazgo requieren ciertos atributos
mínimos de personalidad.
Estos enfoques, si bien pueden contener un carácter
"ejemplarizador" o "inspirador", no aportan
demasiados elementos o estrategias para el cambio y
desarrollo personal o gerencial al respecto.
Enfoques comportamentales
¿Cómo se comportan las personas con liderazgo?
Estos enfoques se basan en el estudio del
comportamiento y no tanto en el de los rasgos
profundos de personalidad de las teorías
sustancialistas.
Los aportes más importantes en este sentido han sido
los de:
Ø La teoría X e Y de Mc Gregor
La teoría X lleva a un desempeño autocrático del
líder, y la Y a otro participativo. Pero al tratarse
de un enfoque unidimensional que trabaja con una
sola variable, del uso de la autoridad por parte de
quien conduce, resulta poco explicativo de una
realidad tan compleja como la del liderazgo.
Ø Los sistemas gerenciales de Likert
Formuló un modelo con grados intermedios entre X e
Y. Para Likert la mejor forma de conducir un equipo
corresponde al comportamiento "participativo".
Likert encontró que los equipos administrados bajo
el sistema participativo eran los más eficaces y los
que evidenciaban mejor motivación.
Construyó un muy completo cuestionario sobre
características organizacionales, que testea 18
variables clasificadas en los rubros Liderazgo,
Motivación, Comunicación, entre otros. Su principal
limitación es que resulta útil sólo en los casos en
los que se pretenda mejorar el liderazgo haciéndolo
más participativo. En este sentido es más aplicable
a grupos chicos y con personal instruido.
Ø El Grid Gerencial de Blake y Mouton
Este matrimonio de investigadores logró definir un
modelo en base al entrecruzamiento de dos variables:
la preocupación por las personas y la preocupación
por la producción.
Si bien se tipifican cinco posiciones principales,
la grilla da lugar a ochenta y una posibilidades de
intersección entre las dos variables.
El principal aporte es el de mostrar que ambas
variables se llaman mutuamente. Sería difícil
imaginar buenos logros a largo plazo sin un personal
comprometido y motivado.
Sin duda, el mayor valor de este enfoque es que
rompe con el paradigma unidimensional. Ahora bien,
la principal crítica que ha recibido es que señala
un único estilo de conducción como mejor para todas
las circunstancias.
Enfoques situacionales
¿Puede un mismo estilo de liderazgo ser exitoso en
todas las circunstancias?
· Fred Fielder
Es el primero que subrayó la idea de que no existe
un único estilo mejor, el líder ha de desarrollar su
capacidad prudencial para estudiar las
circunstancias y luego actuar en consecuencia, sin
atarse a preconceptos.
· Hersey y Blanchard
Los autores reconocen que las variables que
intervienen en una situación son muchas. Para ellos
la madurez de los empleados se determina por dos
aspectos igualmente importantes: la competencia
técnica (conocimientos) y el interés (motivación y
seguridad respecto a la tarea).
Con esas herramientas lograron distinguir 4 niveles
de desarrollo (D1, D2, D3, D4), a saber:
Ä D1: "Principiantes entusiastas": personas sin
experiencia pero que demuestran alto interés.
Ä D2: "Aprendices desencantados": colaboradores de
poca experiencia y baja motivación.
Ä D3: "Expertos con interés variable": confiable
técnicamente, aunque no plenamente seguros de sí
mismos.
Ä D4:"Estrellas": expertos comprometidos.
Según estos autores, la mayoría de las personas
cuando inician una tarea funcionan como
"principiantes entusiastas" y en la medida en que
transcurre el tiempo van pasando por los otros
niveles de desarrollo en una carrera ascendente en
madurez laboral. Por supuesto que existen
excepciones a la regla y también movimientos de
involución.
El líder situacional es el que utiliza distintos
estilos con las distintas personas o con la misma
persona pero en distintos momentos. Para lograrlo ha
de desarrollar dos habilidades fundamentales:
- Diagnóstico: poder ver qué sucede con su o sus
colaboradores en una situación determinada.
- Flexibilidad: asumir un estilo de liderazgo acorde
con la situación diagnosticada.
El líder podrá asumir cuatro estilos diferentes
según se oriente al apoyo a la persona o bien a
regir su comportamiento para el desempeño de la
tarea:
o "Mandar" a los D1: estructurando la tarea,
enfatizando el apoyo a la persona.
o "Persuadir" a los D2: estructurando la tarea, pero
proporcionando apoyo a la vez.
o "Apoyar" a los D3: tratando de resolver los
problemas de motivación o interés, sin necesidad de
dirigir mucho técnicamente a la persona.
o "Delegar" a los D4: proporcionando el mínimo de
dirección y apoyo.
El modelo ha sido y sigue siendo útil.
Enfoques personalistas
¿En qué atributos de la personalidad se basan los
comportamientos eficaces de los líderes?
Para estos enfoques el liderazgo tiene algo de
misterio. Algunos de los autores que más se han
destacado en esta línea son Bennis y Covey.
v Warren Bennis
Basa el enfoque del liderazgo en el "carisma". Llegó
a determinar que en todos los casos los líderes:
- Persiguen un sueño o propósito claro.
- Lo comunican en forma clara a los demás, logrando
que los seguidores se identifiquen y comprometan con
él.
- Son consistentes, persistentes y coherentes con
ese sueño.
- Son conscientes de sus fortalezas, están conformes
con ellas y saben aprovecharlas.
v Covey
Para Covey es imposible tener éxitos públicos si
primero no se han conquistado los espacios privados.
Representa a la personalidad como un árbol, en el
que la copa es lo público y las raíces lo privado.
Si el árbol no está suficientemente arraigado no
habrá frutos, ni hojas y se secará y caerá. El
liderazgo es una de las victorias públicas que se
hacen con los demás, pero que se cimienta en el
trabajo interior del líder consigo mismo.
v Los aportes de los nuevos carismáticos
Estos enfoques parecen aportar luz respecto de la
cuestión de por qué ciertos gerentes logran que sus
colaboradores hagan un esfuerzo adicional mas allá
de las recompensas extrínsecas. Pone el acento en la
importancia de la integridad y confiabilidad como
atributos que los seguidores necesitan percibir en
sus líderes. Destacan que cuando un gerente asume
ciertos comportamientos aprendidos en un libro pero
que no resultan auténticos o en línea con su
verdadera personalidad, queda cuestionado su
liderazgo.
Enfoques prospectivos
¿Será el liderazgo un atributo necesario en los
gerentes de nuevo tipo?
Algunos de los elementos emergentes de estos
enfoques son:
Ø Charles Handy, en el siglo XXI:
- El líder ha de representar la autonomía de los
órganos inferiores en la jerarquía organizacional.
- El liderazgo se comparte y rota.
- En la cúspide se necesita de un sujeto de grandes
cualidades personales.
- Se valora el equilibrio del líder entre confianza
en sí mismo y humildad, buena comunicación con otros
pero capaz de estar solo, muy trabajador pero
cuidadoso de la calidad de vida propia y ajena.
Ø Peter Senge, en el siglo XXI:
Profundiza la cuestión acerca de las organizaciones
que extraen experiencia del pasado para volcarla en
el futuro pero enfrentándose a un contexto
cambiante. Para ello se requieren líderes dispuestos
al diálogo permanente para alcanzar "visiones
compartidas" que permitan alinear a los sujetos tras
propósitos comunes.
Ø Edgar Schein, en el siglo XXI:
Los líderes del futuro necesitan desarrollar cuatro
funciones básicas, orientadas a lo único permanente
en las organizaciones:
1) La creación de la organización, para lo que se
necesita un líder animador.
2) La construcción de la organización, para lo que
se necesita un líder creador de cultura.
3) El mantenimiento de la organización, para lo que
se necesita un líder sustentador de cultura.
4) El cambio de la organización, para lo que se
necesita un líder agente de cambio.
Para desarrollar estas funciones, el líder debe
tener las siguientes características personales:
- Percepción del mundo.
- Motivación a cambiar y aprender.
- Equilibrio y fortaleza emocional para manejar la
ansiedad del cambio.
- Capacidad para analizar hipótesis culturales y
ampliarlas.
- Valoración y disposición efectiva hacia la
participación de los demás.
- Disposición para compartir el control de procesos
con otros.
MODELO ORIGINAL DE VROOM-YETTON
En 1973, este profesor de la Escuela Australiana de
Dirección para Graduados, junto con uno de sus
colegas, publicaron lo que se llama el modelo Vroom-Yetton.
El modelo se hallaba dentro de la línea de los de
Fielder, Hersey-Blanchard y House, puesto que se
ocupaba de forma explícita de las diferencias
situacionales. Pero difería significativamente de
cada uno de los tres planteos porque formulaba su
interés por el grado y la forma de participación en
la toma de decisiones. No pretendía ocuparse de todo
el liderazgo ni de lo que hacen los líderes. Por el
contrario, se centraba sólo en aquellos aspectos que
influyen en que los líderes compartan su poder, y en
la participación y la influencia de quienes trabajan
con ellos.
En segundo lugar, difería en el significado del
término "situación". Para Fielder, la situación es
algo que tiene que ser compatible con las cualidades
del líder; para Hersey-Blanchard, es el nivel de
madurez de los subordinados que dirigen; para House
es el trabajo asignado a los subordinados. Para
Vroom y Yetton, la situación es un problema de
decisión al que se enfrenta el líder.
Cada problema o decisión presenta una peculiar
combinación de características que deben influir en
la elección que el líder haga sobre el estilo de
liderazgo a aplicar al mismo.
El eje central del modelo lo constituye el método
para seleccionar entre cinco procesos de decisión,
que van desde AI (el más autocrático) hasta GII (el
más participativo). Esto se logra por medio de un
análisis situacional que utiliza siete "atributos
del problema". Para determinar cuál es el proceso
más eficaz de toma de decisiones, el líder evalúa la
importancia de su decisión inmediata basándose en
los siete factores siguientes:
1. Atributo A: Importancia de la calidad de decisión
La expresión de calidad de decisión se refiere a los
aspectos técnicos de la decisión. Una decisión es de
gran calidad si es consecuente con los objetivos que
la empresa pretende alcanzar y con la información
potencialmente disponible. Una solución de gran
calidad "resuelve el problema" o bien tiene grandes
probabilidades de lograrlo.
Este atributo cumple dos funciones dentro del
modelo. En primer lugar, afecta a la importancia de
los demás atributos. Si la calidad de la decisión es
importante, otras cualidades se convierten a su vez
en críticas para una decisión eficaz.
La segunda función es más directa. Si las demás
cosas permanecen constantes, aquellas decisiones de
gran importancia en las que la calidad de la
decisión tenga, a su vez, considerable importancia,
permiten procesos más participativos.
2. Atributo B: Información del líder respecto al
problema
Si un problema o decisión incluye un requisito de
calidad, se necesita información que permita crear y
evaluar alternativas inteligentemente. Este atributo
se centra en el grado de información de que dispone
el líder para resolver el problema o tomar la
decisión sin ayuda de sus subordinados. Vroom y
Yetton dan al término "información" el significado
de datos técnicos relevantes sobre las consecuencias
externas de las alternativas, y no el de información
sobre qué solución "gustará" más a los subordinados.
En general, el modelo prescribe una opción más
participativa por parte del líder cuando éste
carezca de información.
3. Atributo C: Grado de estructuración del problema
Un problema estructurado es aquel en el cual quien
ha de tomar la decisión conoce los tres componentes
siguientes del problema:
- Su estado actual.
- Su estado deseado.
- Los mecanismos que le permitirán pasar de aquél a
éste.
Puede ocurrir, también, que quienes han de tomar la
decisión tengan menor experiencia en afrontar
determinados problemas. Puede que no entiendan bien
el estado actual y que sea preciso elaborar un
diagnóstico sobre el mismo.
Son los problemas no estructurados los que requieren
una dirección participativa, procesos de grupo y
sesiones de "brainstorming". El papel de este
atributo de un problema de Vroom-Yetton es similar:
recomendar procesos más orientados hacia el grupo
para problemas peor formulados o comprendidos.
4. Atributo D: Importancia de la aceptación de la
decisión por los subordinados para una puesta en
práctica efectiva
La eficacia de las decisiones depende no sólo de su
calidad sino también de su aceptación por los
subordinados. El grado de aceptación de las mismas
por parte de los subordinados varía según cuáles
sean las decisiones. Este atributo tiene mucho en
común con el atributo A en el sentido de que regula
los efectos de otros factores. Pero se diferencia de
él en la necesidad de aceptación y apoyo para
conseguir poner en práctica la decisión.
Dos factores intervienen en nuestras opiniones sobre
la importancia de la aceptación. En primer lugar, el
papel que deben desempeñar los subordinados en la
ejecución de la decisión. Si no van a tener ninguna
participación en ésta, la necesidad de su aceptación
es mínima. Estas situaciones se califican de
"problemas extraños".
En segundo lugar, si los subordinados van a ejecutar
la decisión, el papel que desempeñen puede exigir
tan sólo una serie de pasos rutinarios y
preestablecidos que demanden muy poco esfuerzo
mental por su parte. Estas situaciones precisan del
cumplimiento de los subordinados, pero no de su
aceptación ni de compromiso alguno por su parte.
Como la participación tiende a producir un
sentimiento de aceptación y de copaternidad respecto
a la decisión, el modelo trata la existencia de un
requisito de aceptación como una señal de que se
requieren procesos más participativos de toma de
decisiones.
5. Atributo E: Probabilidades de que la decisión del
líder sea aceptada por los subordinados
Si bien es cierto que la participación en la toma de
decisiones tiende a producir aceptación de la misma,
no debemos perder de vista el hecho de que hay
determinadas circunstancias que hacen que decisiones
totalmente autocráticas sean aceptadas de inmediato
por los subordinados.
Según la teoría de French y Raven (1959), tres de
las bases de poder que darán lugar a la aceptación
de las decisiones del líder son:
1) El poder legítimo: se origina en la recíproca
aceptación de las "reglas del juego". Ellos señalan
que el poder legítimo sólo actúa cuando aquellos
sobre quienes se trata de influir aceptan como algo
legítimo dicho intento para influir sobre ellos. Si
los subordinados consideran que el líder debe tomar
la decisión o que el líder tiene derecho a hacerlo,
se puede afirmar que éste posee poder legítimo.
2) El poder de la pericia: es la base del poder de
la mayoría de los profesionales. En las empresas, es
más probable que se acepten y se apoyen las
decisiones de aquellos líderes y directivos
considerados como personas informadas y conocedoras
de su trabajo y se exprese abierta oposición a las
decisiones de líderes considerados como ignorantes y
desinformados. Para ser eficaz, la pericia, debe
existir "de cara al público". Lo que cuenta para que
una decisión sea aceptada no es tanto estar en
posesión de conocimientos, sino el hecho de que los
demás lo crean así.
3) El poder de atracción o de referencia: se basa en
sentimientos positivos hacia el líder. Entre dichos
sentimientos figuran la confianza, el respeto o la
admiración. La palabra "carisma" se utiliza para
calificar a una de las más importantes
manifestaciones del poder de atracción. Los
dirigentes de las empresas suelen ejercer cierto
control sobre la asignación de trabajos, los
salarios y las posibilidades de ascenso de sus
subordinados. ¿Les proporciona esto algún poder? La
respuesta es " ¡sí... pero...! ". La influencia que
se deriva de controlar premios y sanciones, si no va
acompañada por cualquiera de las otras bases del
poder, dará lugar a que se cumplan, pero no a que se
acepten las decisiones del dirigente. La gente
pondrá en práctica lo decidido porque "tienen que"
hacerlo y no porque "quieran hacerlo". Los premios y
sanciones son muy útiles para conseguir que la gente
haga cosas que puedan ser vigiladas, medidas y
observadas. Sin embargo, para conseguir otras cosas
más intangibles, como el compromiso y la aceptación
de las decisiones, se sitúan en un segundo plano,
muy por detrás de la legitimidad, la pericia y la
atracción. Las probabilidades de aceptación de una
decisión autocrática tomada por un líder dependen no
sólo del poder del líder, sino también de la
decisión concreta que haya tomado. Hay decisiones
que son más fáciles de "vender" que otras. La
cantidad que se necesita de cada uno de los tres
poderes se debe establecer en relación con las
necesidades de cada decisión concreta. En el modelo
se recomienda una mayor participación cuando el
líder carece del poder necesario para "vender su
propia decisión".
6. Atributo F: Congruencia entre los objetivos de la
empresa y los de los subordinados
Hace casi cincuenta años, Mary Parker Follett aludía
a las cualidades del líder de empresa eficiente con
estas palabras: "Por encima de todo, debe conseguir
que sus compañeros de trabajo entiendan que no se
trata de alcanzar un objetivo propuesto por él, sino
de lograr un objetivo común, fruto de los deseos y
de las actividades del grupo". La existencia de
objetivos comunes facilita el camino hacia la toma
conjunta de decisiones.
En el modelo Vroom-Yetton, la congruencia de
objetivos desempeña un papel similar: en el contexto
de una decisión determinada, el hecho de compartir
objetivos es señal de mayores beneficios potenciales
si se utilizan métodos más participativos.
7. Atributo G: Conflicto o desacuerdo entre los
subordinados
La congruencia de objetivos puede coexistir con una
dosis considerable de conflicto o desacuerdo acerca
de cómo llegar a ellos. El conflicto se puede
plantear tanto respecto a medios como a fines.
Hay cuatro propuestas aparentemente razonables, que
se pueden formular sobre las consecuencias de un
conflicto, cada una de las cuales influye en la toma
participativa de decisiones. El conflicto entre
personas...
1) Puede aumentar el tiempo que necesitan para tomar
decisiones conjuntas.
2) Puede polarizarse y ser causa de división en sus
relaciones posteriores.
3) Puede llevar a pensar con mayor claridad y a
tomar mejores decisiones.
4) Es señal de que deberían actuar con más
frecuencia, para tratar de solucionar sus
diferencias.
Las dos primeras propuestas implican que se han de
evitar los conflictos. La tercera y la cuarta,
implican que se debe hacer frente al conflicto. La
existencia de conflictos debe ser una señal para
iniciar prácticas más participativas, animando a
quienes sustentan opiniones distintas a que se
relacionen entre sí para resolver problemas.
En el modelo, el conflicto desempeña un papel de
mucha menos importancia que el de cualquiera de los
otros atributos. Su papel es básicamente el de
"afrontar el conflicto" en lugar de "evitar el
conflicto" y procede claramente de la cuarta
proposición anteriormente expresada. La presencia de
conflictos o diferencias debe indicar que se
necesita una solución más participativa, en la que
se puedan resolver las diferencias antes de tomar la
decisión.
TREPAR POR UN "ÁRBOL DE DECISIONES"
Cada uno de los siete atributos de un problema viene
representado por una pregunta con dos respuestas: sí
- no. Las respuestas sirven de base para seleccionar
los procesos de decisión (desde AI hasta GII).
Gran parte del trabajo del modelo se lleva a cabo
mediante siete reglas. Éstas son de dos tipos: las
tres primeras son reglas de calidad, por cuanto
tratan de proteger la calidad de la decisión y las
cuatro siguientes son reglas de aceptación, que
desempeñan una función similar en cuanto a la
aceptación de la decisión.
En la parte superior del árbol de decisión se
colocan las preguntas relacionadas con cada uno de
los atributos del problema. Se entra al árbol por la
parte izquierda, donde dice "Plantee el problema" y
se formula la primera pregunta: ¿Existe un requisito
de calidad en el problema? La respuesta sí o no, nos
marca el camino que lleva a otro cuadrado que
representa otra pregunta cuya letra aparece encima
de dicho cuadrado. El proceso continua hasta llegar
a un "nudo terminal" ( un final del árbol) y a uno o
más de los procesos alternativos de decisión. En ese
punto, se habrán aplicado las siete normas y se
habrán eliminado aquellos procesos de decisión que
puedan afectar negativamente tanto a la calidad como
a la aceptación de la decisión. Lo que queda es lo
que se denomina "conjunto factible".
Para ciertos tipos de problemas sólo queda una
alternativa en el conjunto factible. Para la mayoría
delos problemas siempre hay dos o más alternativas
factibles.
Vroom y Yetton proponen dos métodos alternativos de
selección dentro del conjunto factible, cada uno de
ellos basado en una consecuencia diferente de la
participación.
El modelo A, llamado también "modelo eficiente en el
tiempo", se basa en la premisa de que los métodos
más participativos son más lentos y precisan que
cada una de las personas que intervienen en la
decisión les dediquen más tiempo. Este modelo
recomienda para cada problema la alternativa más
autocrática de las que forman parte del conjunto
factible. Es un modelo a corto plazo y se centra en
la eficacia de una decisión inmediata y requiere un
tiempo mínimo para alcanzar dicho objetivo.
El modelo B, denominado "modelo de inversión del
tiempo", se basa en que la participación tiene
consecuencias creativas. Selecciona la alternativa
más participativa dentro del conjunto factible.
En el modelo Vroom-Yetton, los modelos A y B
representan posturas extremas. El modelo A da
importancia exclusiva al tiempo y ninguna al
desarrollo, en tanto que el modelo B no concede
importancia alguna al tiempo y la centra toda en el
desarrollo.
TENDENCIAS DEL LIDERAZGO
A medida que cambian las condiciones y las personas,
cambian los estilos de liderazgo. Actualmente la
gente busca nuevos tipos de líder que le ayuden a
lograr sus metas. Históricamente han existido cinco
edades del liderazgo (y actualmente estamos en un
periodo de transición hacia la sexta). Ellas son:
1. Edad del liderazgo de conquista.
Durante este período la principal amenaza era la
conquista. La gente buscaba el jefe omnipotente; el
mandatario despótico y dominante que prometiera a la
gente seguridad a cambio de su lealtad y sus
impuestos.
2. Edad del liderazgo comercial.
A comienzo de la edad industrial, la gente empezaba
a buscar a aquellos que pudieran indicarle cómo
levantar su nivel de vida.
3. Edad del liderazgo de organización.
Se elevaron los estándares de vida y eran más
fáciles de alcanzar. La gente comenzó a buscar un
sitio a donde "pertenecer". La medida del liderazgo
se convirtió en la capacidad de organizarse.
4. Edad del liderazgo e innovación.
A medida que se incrementa la taza de innovación,
con frecuencia los productos y métodos se volvían
obsoletos antes de salir de la junta de planeación.
Los líderes del momento eran aquellos que eran
extremadamente innovadores y podían manejar los
problemas de la creciente celeridad de la obsolencia.
5. Edad del liderazgo de la información.
Se ha hecho evidente que en ninguna compañía puede
sobrevivir sin líderes que entiendan o sepan cómo se
maneja la información. El líder moderno de la
información es aquella persona que mejor la procesa,
aquella que la interpreta más inteligentemente y la
utiliza en la forma más moderna y creativa.
6. Liderazgo en la "Nueva Edad".
Los líderes necesitan saber cómo se utilizan las
nuevas tecnologías, van ha necesitar saber cómo
pensar para poder analizar y sintetizar eficazmente
la información que están recibiendo. A pesar de la
nueva tecnología, su dedicación debe seguir enfocada
en el individuo. Tendrán que ser capaces de
suministrar lo que la gente quiera con el fin de
motivar a quienes están dirigiendo. Tendrán que
desarrollar su capacidad de escuchar para describir
lo que la gente desea. Y tendrán que desarrollar su
capacidad de proyectar, tanto a corto como a largo
plazo, para conservar un margen de competencia.
IMPORTANCIA DEL LIDERAZGO
Es importante por ser la capacidad de un jefe para
guiar y dirigir.
Una organización puede tener una planeación
adecuada, control y procedimiento de organización y
no sobrevivir a la falta de un líder apropiado.
Es vital para la supervivencia de cualquier
negocio u organización.
Por lo contrario, muchas organizaciones con una
planeación deficiente y malas técnicas de
organización y control han sobrevivido debido a la
presencia de un liderazgo dinámico.
CONCLUSIÓN
Aclarado el proceso del liderazgo, cabe agregar que,
como surge de todo lo dicho, si se pretende motivar
a los participantes de una organización, para lograr
no sólo que entre todos se satisfagan los objetivos
de ella, sino también que quienes participan
encuentren en la acción beneficios para la
consecución de sus objetivos individuales, se debe
conseguir una cabal integración entre las metas del
grupo humano y la meta de la organización.
Para esto es necesario que quienes posean autoridad
formal tengan la suficiente habilidad, capacidad y
sensibilidad como para erigirse en lideres del grupo
humano en general.
TP de administración de 2do año Relaciones Públicas
de Universidad kennedy
Por: Por: Jaime A. Caraveo L.
jaimecaraveo@yahoo.com
Universidad Maya Cancún
Enero, 2001