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Orígenes y antecedentes


Historia de la imprenta

“De todos los oficios prefiero el de la imprenta,
porque es el que más ha ayudado a la dignidad del hombre”.
José Martí

Orígenes y antecedentes.




La fecha exacta de la aparición de la imprenta se encuentra entre los hechos que han causado gran controversia a lo largo de los siglos. Los antiguos ejemplares impresos que aún existen, señalan fechas y nombres de talleres que permiten dar seguimiento a la historia de las impresiones aunque aún no se pueda trazar el cuadro general de la invención de tan importante avance.
Algunos autores consideran como “(…) precedente inmediato de la imprenta, al libro xilografiado, este se realizaba generalmente a partir de dibujos que se podían colorear posteriormente. Las obras xilografiadas llegaron a alcanzar una relativa popularidad a finales de la Edad Media, especialmente para barajas, juegos y algunos libros de fábulas, así como para la famosa Biblia pauperum o Biblia de los pobres, realizada a base de dibujos y de gran difusión entre las clases populares” (López de Prado)


Cuenta la historia que hasta 1449 y aun en años posteriores, los libros se difundían en copias manuscritas por copistas, muchos de los cuales eran monjes y frailes dedicados exclusivamente al rezo y a la réplica de ejemplares por encargo del propio clero o de reyes y nobles. Como no todos los monjes copistas sabían leer y escribir, realizaban la función de copistas, imitadores de signos que en muchas ocasiones no entendían, lo cual era fundamental para copiar libros prohibidos que hablaban de medicina interna o de sexo. Las ilustraciones y las letras capitales eran producto decorativo y artístico del propio copista, que decoraba cada ejemplar que realizaba según su gusto o visión. Cada uno de sus trabajos, podía durar hasta diez años.

A China se le atribuye el descubrimiento de la imprenta que deriva de la técnica del sello grabado o en relieve. Las primeras pruebas de imprenta con tipos móviles efectuados en Europa y conocidas por nosotros datan de mediados del siglo XV. ) Es por ello que se dice que la invención de la imprenta, no es europea, sino china, y se remonta al año 960, durante el periodo de los Song (960 - 1279), en que se usaron en China tipos móviles de madera, uso que se extendió a Turquestán en 1280. El caso es que la Europa Central de principios del Renacimiento ya conocía el invento.
Aunque siempre se piensa en Maguncia como la cuna de la imprenta, parece ser que son los Países Bajos su más serio competidor, pues se imprimió allí con tipos móviles antes que en la ciudad alemana, y consta que es la única nación europea a la que los alemanes no llevaron la imprenta.


Es necesario apuntar que muchos países han pretendido apropiarse de la gloria de la invención de la imprenta, por ejemplo, “los holandeses mantienen que su inventor fue Coster, en la ciudad de Haarlem, mientras los franceses aseguraron durante años que la imprenta era un invento de los orfebres de Estrasburgo. En realidad, hacía tiempo que se conocía en Europa la prensa y las aleaciones de los metales necesarios para la fabricación de los tipos móviles: pero fue necesario el genio creativo de quien supo combinar diferentes ideas para ofrecer un producto nuevo para que el descubrimiento echara a andar. (López de Prado).


Esta misma autora considera que “La imprenta es cualquier medio mecánico de reproducción de textos en serie mediante el empleo de tipos móviles. Es diferente a la xilografía, grabado en madera sobre una sola plancha. Ambos son inventos chinos, aunque estos no llegaron a extraer a la imprenta todo el rendimiento que era capaz de ofrecer. De cualquier modo, y dada la incomunicación existente entre Oriente y Occidente, puede considerarse que su re-invención en el siglo XV es su verdadero punto de partida, ya que será entonces cuando alcance las dimensiones que de ello cabía esperar.”


Según un artículo publicado en la Enciclopedia Libre Universal en Español, con la “(…) controvertida historia aparecieron a disputar la gloria del llamado Padre de la Imprenta los nombres del alemán Mentelin, impresor de Estrasburgo entre 1458 y 1478; el italiano Pánfilo Castaldi, médico y después tipógrafo en 1470 y Lorenzo de Coster, de Haarlem, Holanda (1370-1430.) Cada uno tiene un monumento en sus respectivas localidades, sin embargo, perdieron el pleito definitivamente los partidarios de Mentelin y Castaldi, pero en Holanda y los Países Bajos persiste la idea en favor de su paisano, el llamado "Sacristán de Haarlem", a quien una leyenda supone víctima de infidelidad por haberle robado tipos de imprenta móviles un dependiente llamado Juan, fugándose luego a su patria donde divulgaría el secreto del nuevo arte de imprimir libros. ¿Ese tal Juan sería... Gutenberg? O,... ¿quién sería? “
Pero entre todas estas versiones aparece “la más pura, clara y exacta noticia de la invención de la imprenta por Gutenberg y sus colegas; esta fue tomada de una edición que data del año 1502 de un tal Tito Livio en Maguncia, Alemania, impresa por Juan Schoeffer (hijo de Pedro), sucesor de la imprenta que en el pasado le perteneció a Gutenberg y dice: Este libro ha sido impreso en Maguncia, ciudad donde el arte admirable de la tipografía fue inventado en 1450 por el ingenioso Johann Gutenberg y luego perfeccionado á costa y por obra de Juan Fust y de Pedro Schoeffer... etc. “ (tomado de la Enciclopedia Libre Universal en Español). El invento se mantuvo en secreto durante un par de décadas pues en apariencia Gutenberg y su equipo estaban fabricando espejos.
En la difusión de la imprenta se debe a las guerras civiles en Alemania y el auge de las rutas comerciales europeas, verdaderos caminos de intercambio de bienes materiales y culturales. Según López de Prado en su obra Grandes inventos de la era moderna, “en 1460 estallan las revueltas civiles en Maguncia. El arzobispo es depuesto por el Papa por desobediencia y es enviado Adolfo de Nassau a tomar la ciudad. La mayoría de los impresores se ven obligados a huir y los talleres se disuelven. Los primeros tipógrafos se instalan en otras ciudades alemanas (Colonia, Spira, etc). Otros, por el contrario, viajan al extranjero, sobre todo siguiendo la ruta transalpina que los lleva a Francia y a la próspera Italia. Entre estos se encuentran los tipógrafos Schweynheim y Pannartz, que en 1464 se instalan en el monasterio de Subiaco, donde era abad el español Juan de Torquemada, el cual les anima a montar allí sus talleres: será el primero que se instalará fuera de Alemania. El primer libro impreso parece ser que fue un Donato, del cual no quedan rastros ni ejemplares, cosa lógica si se tiene en cuenta que era un libro de texto para el aprendizaje de la gramática latina. Después el De oratione de Cicerón, sin fecha, un Lactancio fechado en 1465, y algunos más, ninguno de ellos firmado.
El arte de la impresión se difundió rápidamente, se impuso en muchas ciudades alemanas y toca a Italia en 1475. Ya en los finales del siglo XV funcionaban imprentas en 250 ciudades europeas. Aunque es en la Venecia de esos tiempos donde el arte tipográfico, la industria y el comercio del libro alcanzan una mayor desarrollo.
A pesar de todo lo anteriormente expuesto en la actualidad se plantea de forma prácticamente universal que fue Johann Gutenberg el primer impresor, al menos, el primer impresor conocido. Ello no excluye que con anterioridad se hubieran llevado a cabo experimentos en este campo: en efecto, todo parece indicar que así fue y probablemente, Gutenberg supo aprovecharse de estas experiencias en las que también participó activamente.
¿Quién fue Johann Gutenberg?...




Su verdadero nombre era Johannes Gensfleisch, (1397-1468). Poco se conoce sobre la vida de este hombre, se dice que pertenecía a una familia de famosos orfebres de Maguncia apodada como los Gensfleisch –Gutenberg; se sabe que estuvo desterrado en Estrasburgo, donde entró en contacto con orfebres con los cuales hacía la experimentación de algún descubrimiento que terminó en pleito. Regresa a Maguncia y monta su taller con ayuda del banquero Johann Fust y en 1450 aproximadamente publica su primera obra, la llamada Biblia de las 42 líneas o de Mazarino(nombre del cardenal dueño de la biblioteca donde se encontró el primer ejemplar).
Algún tiempo después Fust plantea un proceso contra Gutemberg a causa de las deudas de este, y en pago a sus créditos consigue quedarse con los talleres. Más tarde asociado con Schoeffer, antiguo copista, dibujante y grabador de iniciales, publican en 1457 una colección de Salmos conocida con el nombre de Salterio de Maguncia, primer libro con fecha de impresión, nombre de los realizadores y hasta marca de imprenta -los escudos con las iniciales de sus impresores colgando de una rama de árbol. La asociación entre Fust y Schoeffer continúa hasta 1470 año en que muere Futs; Schoeffer siguió publicando hasta 1502-3.
Por su parte Gutenberg vuelve a rehacerse y montar un nuevo taller en el que publica la Biblia de las 36 líneas, obra que tampoco lleva nombre de realizador y sobre la cual no existe unanimidad en considerarla obra suya.(…) Según parece, nuevamente Gutenberg se vio envuelto en nuevos procesos por motivos económicos y terminó sus días en pobreza protegido por el arzobispo de Maguncia.(tomado de López de Prado)
La imprenta: renovadora de la comunicación:
Se puede hablar de tres momentos claves en la historia de la comunicación. Los tres están unidos a descubrimientos técnicos muy concretos:
• La aparición de la imprenta
• El uso de la electricidad en los medios de comunicación
• La información digital
Es evidente que a partir de los descubrimientos anteriores, el hombre tuvo la oportunidad de experimentar avances fabulosos. “La información es lo más valioso que existe y la forma de distribuirla es mediante la comunicación. En realidad la contribución de Gutenberg con su imprenta de tipos móviles fue más humanitaria que tecnológica. Esto se vuelve evidente al analizar lo que su invento hizo por la distribución y comunicación a nivel mundial”. (1997)
En el artículo “La imprenta alteró no solamente la ortografía y la gramática, sino también la acentuación y la flexión de las lenguas, e hizo posibles las faltas gramaticales”, se expresa que: En primer lugar, la transformación del lenguaje medieval fue iniciadora del paso hacia la interpretación visual representada por la imprenta. Es necesario remarcar una cualidad que marca la transición de la cultura oral a la cultura alfabética: “la flexión”; que es la alteración que experimentan las voces conjugables para expresar sus distintas funciones dentro de la oración y en el lenguaje en general. La alfabetización tiende a acentuar esta flexión en las lenguas, debido a la presencia de la gramática.” Ahí mismo se “aclara que la diferencia de ritmo entre el lenguaje hablado y la escritura permite estructurar el sentido: la ordenación lineal de sujeto – verbo – complemento, permite reproducir el orden lógico del pensamiento en la secuencia de los elementos de la oración y de este modo someterlos a control”.
Es indiscutible que la imprenta revolucionó el libro, como forma universal de comunicación, al pasar del manuscrito al ejemplar múltiple, lo que permitió una difusión del conocimiento humano desconocido hasta la época. Es importante el impulso que propició al uso de las lenguas nacionales frente al latín, que todavía era mayoritario en el mundo intelectual. Pero también garantizó el registro fiel de la memoria colectiva de las naciones y de las personas, y eso provocó una menor necesidad de memorizar cosas. Con los libros y el uso de la lectura para llegar al conocimiento, creció la tendencia a organizar las cosas y se extiende una actitud crítica que no es posible con la tradición oral. Las impresiones permiten superar las barreras del contexto en que se vive. Se puede tener noticias del otro lado del mundo, sin salir de su casa. Asimismo, la cultura se democratiza, ya que el coste para poseer un libro es mucho menor que en la época en que se copiaban a mano.
O sea, la aparición de la imprenta impuso y aumentó de forma vertiginosa la impresión y edición de materiales como libros, documentos, revistas y otras publicaciones, así como difundir ideas o noticias, a diferencia de los libros que se debían escribir y copiar a mano durante los siglos anteriores. Con la imprenta, desde el punto de vista jurídico, aparece una nueva categoría de derechos sobre las obras objeto de impresión, dando lugar a los llamados Derechos de Autor, englobados bajo la categoría “Propiedad Intelectual”.
Con este invento la palabra escrita podía llegar a cualquier rincón, la gente tenía acceso a más libros y ya se preocupaban por enseñar a leer a sus hijos. Las ideas impresas cruzaban las fronteras lo que permitió comunicar tradiciones, costumbres, formas de vida, de un país a otro, además de servir como un medio para difundir el arte de las ideas. Este avance también se convirtió en un importante mecanismo difusor de culturas al perpetuar la versión exacta de hechos históricos y obras literarias.

La imprenta permitía conservar el pensamiento escrito o la imagen y difundirlos en numerosos ejemplares, poniéndolos así al alcance de un público más amplio y diverso, además de que la reproducción se hizo más barata por lo que la información, la cultura y el conocimiento dejaron de ser patrimonio de una minoría.

Este nuevo aparato pudo conseguir una mayor información para todas las personas y para todos los lugares, ya que el fácil manejo de este aparato hizo posible una rápida impresión de todo tipo de texto. La aparición de grandes cantidades de un mismo texto, significó, no sólo una mayor difusión de la cultura, sino también una nueva forma de recibirla. La transmisión de unos conocimientos a través de un libro se hace por medio de signos que hay que razonar, comprender y aceptar. Ese proceso supone un examen crítico de lo leído y la posibilidad de recurrir a la información transmitida tantas veces como sea posible, estas condiciones no podían darse en una transmisión oral de la cultura donde la comunicación era dogmática o sea no solía permitir la discusión ni, por la inmediatez del discurso, ni por la reflexión sobre los contenido trasmitidos.

Tal fue el progreso que según López de Prado, a finales del siglo se habían impreso unos 10.000 títulos. «Antes del año 1500 se publicaron en Venecia 2 875 libros; 925 en Roma, 751 en Colonia y 1 300 en Londres. La mayor parte de ellos lanzaron un promedio de 300 ejemplares por edición.» Dice Lutton.

¿Qué circunstancias o exigencias comunicativas dieron lugar a la aparición de la imprenta?...

a) Este fue un momento de un aumento considerable de la demanda del libro gracias a una mayor alfabetización de la población, al papel de las universidades y centros de estudios, a las inquietudes religiosas de la época y a la curiosidad e interés por la investigación del hombre renacentista.
b) Las nuevas rutas comerciales abiertas y en plena expansión que favorecían las comunicaciones entre los países del continente Europeo y esta a su vez propició la difusión de la imprenta.
Así, la creación de la imprenta, , supuso la aparición de una nueva actividad, cual fue la posibilidad de imprimir y editar libros, documentos, revistas o cualquier otra publicación, así como difundir ideas o noticias, convirtiéndose en un instrumento fundamental de comunicación masiva.
Antes de la invención de Gutenberg, los libros eran objetos muy caros a los que solamente tenían acceso los nobles y la Iglesia. Cada uno era copiado a mano por un escriba y el trabajo podía tomar hasta diez años para terminarse. A partir de la Biblia de Gutenberg, de la cual se imprimieron 150 ejemplares, surgieron por toda Europa unos 1,200 talleres de impresores que eran, a la vez, fundidores (de los tipos móviles de metal), artesanos y libreros. Los libros producidos por estos talleres independientes antes de 1501 son conocidos como incunables y pusieron los libros al alcance de todos. La edición de libros es desde entonces una de las actividades que más contribuyen al acervo y comunicación del conocimiento.

Dennis McQuail (2000: 178) ofrece un esquema donde resume el proceso que relaciona comunicación, cambios tecnológicos y culturales, elementos todos muy relacionados con la invención de la imprenta:





En el siglo XVI en Roma, las luchas religiosas manifiestan numerosas tensiones seculares, esto unido al desarrollo de las ciudades, intereses contrapuestos, la existencia de un «público» receptor y la imprenta protagonizó este escenario al proporcionar un instrumento de divulgación no conocido hasta entonces y que en manos de los protestantes viviría su primera fase experimental como instrumento en el proceso de cambio, convirtiéndose en un centro impulsor de hojas volantes y libelos, impresos o manuscritos, caricaturas religiosas y políticas y diálogos que las subrayaban que llevaron la crítica del papado a todos los confines de Europa. Es en esta época cuando aparecen nuevos soportes de comunicación los «placards», que eran cartelillos escritos o pegados o clavados en lugares públicos para generar lectura estos favorecieron el fortalecimiento de patrones visuales de comunicación tal es el caso que “bastaba la aparición de un rectángulo impreso o manuscrito en un lugar público para que las gentes acudieran hacia él como atraídas por un imán”. Vázquez Montalbán(s.a)

“El siglo XVI se caracterizó por la capacidad de represión del viejo orden frente a todas las irrupciones críticas que surgieron en su transcurso.(…).La proliferación de estas manifestaciones fue como una explosión de escritura incontrolada que alarmó al poder establecido. Giuliano Gaeta dice: «Durante las guerras de religión el espíritu periodístico permanece vivo. Está viva la necesidad de informar por un lado, por otro la necesidad de hacer propaganda, de crear una opinión pública favorable. Avisos, relaciones, panfletos, opúsculos de todo género se imprimen libremente o a máquina, se llevan clandestinamente de una ciudad a otra y se difunden clandestinamente”. Vázquez Montalbán (s.a) Fue una época en que la propaganda se inició en función de la realidad social.

Según Vázquez Montalbán, otro importante avance que propició la imprenta en esta época fue la posibilidad de adaptar “el lenguaje del mensaje y el género de mensaje a distintas zonas de recepción: según su nivel social, según su nivel cultural, según su función histórica. (…) no desdeñaron ninguno de los instrumentos que la imprenta ponía a su disposición.” O sea aparece la segmentación de los mensajes por tipos y características de los públicos.

Se dan los primeros pasos de la información y las comunicaciones en función de la imagen pública además de que ya en 1710 se descubre la tricomía (reproducción de imágenes en colores a partir de tres básicos: rojo, azul y amarillo), o sea aparece los colores en las comunicaciones impresas, hecho este que refuerza la comunicación visual.


También es en este período que la imprenta prospera como herramienta al servicio de la información y es cuando aparecen los primeros logros en cuanto a periodicidad y regularización de publicaciones, con ellos los primeros intentos de publicaciones periódicas informativas inicialmente con frecuencia mensual (en Rorschach, ciudad Suiza y luego en Praga.) y más tarde semanal en Estrasburgo y Augsburgo. En Inglaterra se incorporaran nuevos soportes o denominaciones como «gazettas» y «corantos» aplicadas a publicaciones similares. Es importante la aparición de las Gacetas como es el punto de partida indiscutible de un «periodismo de estado» y su gestación y gestión, sirve ejemplarmente para explicarnos el desarrollo de este tipo de periodismo por toda Europa.

Para 1846, la gran demanda de grandes tiradas de los periódicos existentes, llegaba a superar incluso la producción de libros, lo que hizo posible la aparición y el éxito de las rotativas que poco a poco fueron evolucionado hasta que en 1904 la técnica de la litografía, y en general y mundo de la impresión, llega a su punto máximo con el desarrollo de la impresión en offset, utilizada en la actualidad, este proceso evolutivo de la imprenta era en aras de aumentar los niveles de impresos, humanizar la labor y mejorar los soportes comunicacionales impresos.
Síntesis sobre la imprenta en Cuba:
En América, el primer país que cuenta con imprenta es México (1539), unos 180 años después es que llega a Cuba hacia 1720 y casi ciento cuarenta después que a Perú, cuando ya había sido establecida en Guatemala, Paraguay y Brasil; La Habana fue la séptima ciudad de la América española que tuvo imprenta. La historia de la imprenta en Cuba no comienza, sin embargo, hasta 1723, fecha del primer impreso conocido.
En 1923 Carlos Habré imprime la célebre Tarifa general de precios de medicinas, primera obra publicada en Cuba; en 1793 Matías Alqueza publica en Santiago Letras de los villancicos que se han de cantar en la santa iglesia catedral de Cuba en los maitines del nacimiento de Cristo nuestro señor, primera obra impresa en provincias que ha llegado a nosotros.
Algunos autores prefieren hablar de dos momentos: una prehistoria de la imprenta y de una historia cuya etapa inicial constituiría en realidad el periodo de fundación de la tipografía cubana aunque entre ambas fechas la imprenta adquiere estabilidad y un principio de organización.
La prehistoria abarcaría los treinta años que van de 1723 a 1753, desde la aparición hasta el eclipse de la imprenta.




La historia recoge el período de fundación propiamente dicho se iniciaría en 1754 —fecha en que se establece en La Habana el impresor Blas de los Olivos— y concluiría en 1790, año en que aparece el Papel Periódico de la Havana, con el que se implanta la necesidad de imprimir un periódico bisemanal obligaría al taller a una producción relativamente planificada y continua que lo asemejaría al taller moderno.
Hacia 1720 (Habré) monta una pequeña “imprenta manual que se dedicaba sobre todo a los impresos menores —oraciones, novenas, aranceles— hechos por encargo o por iniciativa propia, para vender al menudeo en su taller, instalado cerca de la iglesia del Espíritu Santo. Nada hace suponer que se imprimieran edictos, proclamas o bandos de gobierno. Excluida la burocracia civil y militar, la única posible clientela de importancia, capaz de pagar la impresión de cincuenta o cien ejemplares de un folleto, se reducía a la burocracia eclesiástica y al Protomedicato. No sorprende que los únicos impresos de los que tenemos noticia en aquella época fueron encargados respectivamente por dos curas y dos médicos. El último de dichos impresos, de 1727, es también el último testimonio que se tiene de la presencia de Habré en la Isla” (Lemes Batista, Ariel)
Una síntesis cronológica resumida de la obra de Trelles sobre la actividad editorial del siglo XVIII y su relación con la imprenta quedaría como le sigue:


1707: Introducción de la imprenta.
1720: Noticias de la introducción de la imprenta
1723: Aparece publicada la Novena del Obispo Valdés en México como si en Cuba no hubiera establecimiento tipográfico
1724: Folleto de Sossa, descubierto por Bachiller y reimpreso en 1732
1735: Abre la imprenta de Francisco de Paula
1735-1760: No se encuentra publicación alguna
1753: No hay talleres tipográficos en La Habana
1760: Se afirma nuevamente la existencia de estos talleres
1791: Se acentúa el movimiento bibliográfico
1799: Se publican cien folletos, la misma cantidad que se produce de 1707 a 1790.

Conclusiones:
La aparición de la imprenta en el S. XIV supuso una verdadera revolución, tal como hoy asistimos a la llamada “Revolución Tecnológica”, en el seno de la Sociedad de la Información, pero aún así, todavía los soportes electrónicos no han logrado anular los impresos lo que evidencia su impacto en todos los niveles de la sociedad a través de los siglos, es por ello que es digno señalar que pocos inventos han tenido tanta influencia en el ser humano como la creación de la imprenta, si tenemos en cuenta la gama de posibilidades que abrió para el fomento y mejora de los procesos de las comunicaciones escritas permitiendo su trascendencia en el tiempo, diversificación y popularización de los materiales impresos a través de la historia. También debemos reconocer el efecto de esta innovación en la comunicación de las tradiciones, formas de vida y prolongación de la memoria histórica de los países.


BIBLIOGRAFIA:

1. Cristina Misiti , María. 2006. Lotte Hellinga, Impresores, editores, correctores y cajistas. Siglo xv. Salamanca, Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, (Università della Tuscia. Viterbo0
2. Del rollo al códice miniado. (1997-1999.) The Medieval Miniaturæ Compendium, DGSCA/UNAM p.24.
3. Edición de Libros – La Comunicación de Ideas es Misión Loable de Editores e Impresores, 1997.Tomado de http///www.monografías.com.
4. Enciclopedia Libre Universal en Español, Obtenido de «http://enciclopedia.us.es/index.php/Imprenta» Categoría: Galaxia Gutenberg.
5. La imprenta alteró no solamente la ortografía y la gramática, sino también la acentuación y la flexión de las lenguas, e hizo posibles las faltas gramaticales.2006. Publicado en http://www.dialogica.com.ar/unr/epicom/2006/05/la-imprenta-altero-no-solament.html.
6. Lemes Batista, Al. El Libro en Cuba. Tomado de: http///www.monografías.com/usuarios/perfiles/lemes-2.
7. López de Prado, Rosario. Grandes Inventos De La Edad Moderna. Tomado de http://www.portalplanetasedna.com.ar/la_imprenta.htm.
8. Momentos clave en la historia de la comunicación (2007).Publicado en http://blog.educastur.es/camsuanzes/2007/09/23/momentos-clave-en-la-historia-de-la-comunicacion
9. Rubira García Rainer. (s.a). Huellas Digitales: la construcción social de Internet, una lectura a través de los prismas de la comunicación y la cultura.
10. Vázquez Montalbán, M. Historia y Comunicación Social. La Habana. Editorial Pablo de la Torriente, (s.a).

Por: Manuela Durán Rodríguez
Lic. en Educación Español Literatura. Técnico Medio en Bibliotecaria escolar





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