Noticia Ampliada
- 27/04/2025
- El coaching y la búsqueda de respuestas
Por Leonardo Wolk (www.leadinggroupla.com), autor de Coaching para Coaches. Teoria y práctica de la supervisión, Gran Aldea Editores.
Las circunstancias para que una persona decida iniciar un coaching pueden ser muy diversas: un quiebre personal, un conflicto interpersonal, un objetivo profesional, etc. Por quiebre me refiero a aquello que aqueja a la persona, esa situación que provocó o desencadenó lo que define como problemático; el dolor, incomodidad, molestia, sentimiento de incapacidad o incompetencia frente a una circunstancia y que se transforma en motivo de consulta.Cualquiera que sea la razón, el consultante (coacheado) trae una molestia, un sufrimiento; son heridas muchas veces sin nombre, detrás de las cuales hay preguntas que piden respuestas. Aferrándose a la seguridad de lo ya conocido, observa el mundo desde la inercia de lo ya aprendido o del condicionamiento, olvidándose de sí mismo, de sus potencialidades, de su originalidad. Siente que le faltan actos y necesita transformación. Porque para entrar en el proceso de coaching es necesario que se produzca una brecha, es decir, un espacio o distancia entre lo que el coacheado sabe y no sabe, entre lo que puede y no puede, entre lo que tiene y lo que no tiene, pero quiere. Este es un requisito indispensable: sin brecha no hay coaching posible.
Y nos guste o no, desde su incertidumbre, su vulnerabilidad e incompletitud el coacheado viene en busca de respuestas (y - no seamos ingenuos o meramente románticos-, la empresa u organización que paga ese coaching también requiere respuestas).
Esa búsqueda a veces desesperada y desesperanzada - de encontrar contestaciones, transcurre a través de un proceso provocador y desafiante ya que requiere cuestionar (cuestionar-se y cuestionar-nos, incluido el coach) las estructuras rígidas de nuestra particular forma de ser y de estar en el mundo. Es importante señalar que quien distingue es siempre un observador, alguien que mira el mundo desde su historia, su cultura, sus experiencias, su vida toda, y le da sentido a algo que observa.
Es imposible separar el objeto que es distinguido del observador que distingue. Si la percepción de la realidad es subjetiva y depende del observador y de su concepción del mundo, entonces tenemos que aceptar la posibilidad de que existan tantas interpretaciones como observadores y que todas ellas son igualmente legítimas.
En ese proceso de búsqueda, el coach y el coacheado se involucran activamente, investigando, indagando, buscando a través de preguntas los indicios más certeros para encontrar las pistas en la narrativa del consultante.
En este proceso el rol del coach es multifacético. Soplador de brasas, detective, alquimista, provocador, socio facilitador del aprendizaje, que acompaña al otro en una búsqueda de su capacidad de aprender y generar nuevas respuestas, asumiendo el poder que está en sus manos para producir aprendizaje y transformación.
El coach es un artista de la conversación; junto al coacheado es parte de un equipo expedicionario que sale al mundo en busca de nuevos y diferentes sentidos.
Por eso, una de las herramientas fundamentales en el ejercicio de ese arte que se ejercita a través de la conversación es, justamente, la habilidad para formular preguntas que no tengan respuestas específicas.
El coach es un prestador de preguntas. Indaga no solo para obtener información sino que, fundamental y metodológicamente, indaga como una forma de prestarle al coacheado las preguntas que éste no se hace. Como coaches, lo que hacemos es cuestionar pero invitando a la reflexión, para que el coacheado encuentre sus propias respuestas. Historial de noticias