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Noticia Ampliada

  • 06/07/2025
  • El regreso del “hecho a mano”

En un mundo híper industrializado, vuelven a cobrar valor los antiguos oficios y los productos artesanales. Muchas empresas se suman a la tendencia.

La producción en serie parecía haber ganado la partida: máquinas sacando miles de artículos por hora a precios más que accesibles. Sin embargo, los antiguos oficios, los productos artesanales y los detalles únicos vuelven a dar pelea. Cada vez más, empresas de distintos puntos del mundo están experimentando un retorno al “hecho a mano”.

Roxana Videla Linares, de Casa FAD, que realiza muebles exclusivos a pedido, señala que “la vuelta a lo hecho en casa tiene que ver con una toma de conciencia de lo que llega a nosotros, ya sea desde el origen de lo que comemos hasta lo que vestimos, y lo que nos rodea en nuestro hogar: conocer cada aspecto de la fabricación de lo que consumimos nos da la tranquilidad de saber que no estamos dañando nuestro entorno”.

Silvia Conforti, creadora de Art Home Designs, empresa que vende vajilla pintada a mano, coincide en que existe una revaloración del trabajo artesanal. “Es una tendencia mundial”, dice. “Lo más positivo es que aunque se haga una misma colección, cada pieza va a tener algo distinto, una creación de su autor”.

Belén Llauradó, de Tata y Toto, accesorios para bebés y niños, considera que “da identidad a la marca y a los productos”. Y agrega: “No me interesa generar un deseo o una necesidad con mis productos para vender, sino que quiero solucionar un problema o facilitar una situación y por eso soy muy detallista con los diseños, la materia prima y la confección”.

Daniela Gianotti, fundadora Tienda Chinche, fabricante de muñecos posicionados como “compañeros de aventuras” de los chicos, hechos 100% a mano, indica que la tendencia “tiene que ver con una vuelta a los oficios como contrapartida de todo lo negativo que genera la gran industrialización actual, con millones de objetos de mala calidad, a precios altos, y sin tener en cuenta el daño ambiental que se produce fabricados al día”.

Es precisamente el cuidado medioambiental otra de las razones que impulsan este regreso hacia lo artesanal. Eleonora Mendoza Morist, arquitecta del equipo de la mueblería de estilo Fontenla, cuenta que “al ser hechos a mano, estos productos no pasan por procesos de industrialización que suelen generar más desechos y, al mismo tiempo, se ahorra energía”.

Al rescate de los oficios

Una de las barreras que tienen las empresas a la hora de volcarse hacia el “hecho a mano” es la baja disponibilidad de expertos que quedan en determinados oficios. “Los oficios son difíciles de cubrir porque son conocimientos que se transmitieron en general de generación en generación”, cuenta Videla Linares, que emplea armazoneros y tapiceros para la confección de sillas y sillones.

Mendoza Morist, por su parte, trabaja con tallistas, lustradores y carpinteros y cuenta que la empresa “siempre mantuvo el trabajo artesanal, pues hay tareas que solo pueden hacerse de esa manera”. En otros casos, se nota una reconversión para aprovechar saberes y llevarlos a un terreno cuasi industrial. Andrea Moccio, artista plástica y especialista en serigrafía, por ejemplo, destaca esta última rama del arte por su capacidad de “pensar las obras en múltiples y trabajarlas con la misma intención que una obra única”

Pero la misma tendencia está produciendo también un incremento en el número de artesanos. “Es un placer guiar a las chicas más jóvenes a desarrollar su estética y su creatividad”, define Conforti.

María Martha Pizzi, de Con Sabor a Hogar, que ofrece asesoramiento integral y personalizado para la ejecución de espacios verdes y objetos decorados especialmente, destaca la revalorización de oficios casi perdidos, “de las costumbres de las abuelas enseñando a tejer o bordar, a cuidar la quinta, carpintería... esa posibilidad de transmitir a las nuevas generaciones actividades que eran más cotidianas y que el ritmo de vida ha modificado, apreciar lo simple y natural y lo bello de lo hecho con nuestras propias manos, es esencial”. La empresa apela a jardineros, mosaiquistas y ceramistas.

Lo concreto es que más allá de las dificultades, cada vez son más las personas que eligen productos que no llevan por ningún lado la etiquetita con la inscripción “made in” y el nombre de un país industrializado al lado.

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