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Noticia Ampliada

  • 31/12/1969
  • Fiestas: como evitar el descontrol

Por Patricia Haidbauer y el Dr. Guido Bergman, directores de Programar Proyectos Educativos (www.programareduca.com.ar)

Generalmente, cuando se habla del consumo y abuso del alcohol se relaciona la temática directamente a los pre-adolescentes y adolescentes. Pero lo cierto es que se trata de un problema que afecta a toda la sociedad. No debería sorprendernos, entonces, el abuso de alcohol en una fiesta. El problema es que a esta altura del año aparece un evento en el que el alcohol puede jugarnos una muy mala pasada: la fiesta del trabajo.
Evite beber de más. La frase podría ubicarse primera en la lista de comportamiento adecuado en un evento corporativo. Estos encuentros son la combinación entre una divertida reunión social y el formalismo laboral. Es decir, si emborracharse en una fiesta familiar puede ser catastrófico, en una del trabajo puede ser aún peor.

Aunque mucha gente consuma socialmente alcohol, es decir, esté familiarizado con este tipo de bebida, hay mucha desinformación al respecto. La primera medida para no tener que pasar papelones pero, además, para no tener que correr ningún tipo de riesgos es conocer qué nos puede pasar, por qué y cuáles son las consecuencias de tomar de más.
Cuantas veces hemos escuchado a personas que dicen que “tienen clara la situación” después de tomar varios tragos o que tienen “cultura alcohólica” y que la bebida no tiene casi efecto en ellos. La realidad es que, en mayor o menor medida, todos estamos inmersos en esta problemática: no por ser adultos estamos exentos de los riesgos que incluye.

En este tipo de fiestas y en cualquier otra aconsejamos, como primera instancia: beber moderadamente y comer algo antes de hacerlo, no sacarse la sed con la bebida y conocer nuestros límites.

La razón por la cual una persona entra en estado de “borrachera” es porque consume más alcohol del que el hígado puede procesar o metabolizar.
El punto límite del “aguante” lo determina el hígado.

Este órgano metaboliza el alcohol y lo transforma en acetaldehído y agua.
Ese proceso tiene una velocidad determinada por la genética, pero que no es muy diferente entre las personas y ronda los 10 gramos de alcohol puro por hora.

Es decir, que si una persona consume más de 10 gramos de alcohol en una hora, le va a “sobrar” alcohol que circulará en la sangre, llegará al cerebro y seguirá en el cuerpo hasta que el hígado pueda metabolizarlo a su velocidad. Diez gramos de alcohol puro es el que hay en una lata de cerveza, una copa de vino o un shot de cualquier bebida destilada. Por ejemplo, si se consumen cinco latas de cerveza en una hora, el alcohol tardará cinco horas en desaparecer del organismo. Un dato importante si se piensa conducir.

Los efectos del alcohol van apareciendo a medida que la cantidad de alcohol en sangre aumenta. El resultado va desde de la pérdida de los reflejos, si la cantidad no es mucha, hasta el coma alcohólico si se consumen cantidades mayores. Es importante destacar que aún con bajas cantidades de alcohol, aun cuando la persona se encuentra de pie y "disfrutando de la fiesta", este tipo de bebidas pueden alterar nuestro juicio y llevarnos a tener conductas inadecuadas, ponernos en ridículo o hasta violentos y por lo tanto entrar en situaciones de riesgo.

Para no empañar un buen momento y lograr disfrutar de este o cualquier encuentro debemos beber responsablemente. Es decir, con una velocidad y cantidad que permita que el alcohol se vaya metabolizando por el hígado y así evitar generar alcoholemias elevadas. Para lograr esto hay que tomar lento y despacio, intercalando con bebidas sin contenido alcohólico, para hidratarse y evitar el exceso.

En realidad, las fiestas de fin de año y el comportamiento de la gente frente al alcohol deberían servir a las empresas para tomar conciencia de que la problemática del uso y abuso afecta a muchos y así poder trabajar estos temas –en talleres, seminarios o charlas- con la población de la compañía.

Es que si consideramos detenidamente los problemas que las personas enfrentan cotidianamente, encontraremos que en mas de una ocasión surgen comentarios como: “tomo un trago y me relajo”, o manifiestan que esperan ansiosos el fin de año para festejar “lo malo y bueno del año que se va”.
Comentarios que manifiestan la expectativa que la bebida produce en el cuerpo y que deberían funcionar como alertas.

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