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Noticia Ampliada

  • 08/07/2025
  • Un óvulo, un vientre…dos madres?

Por Lic Marisa Russomando, Psicóloga especialista en Maternidad, Paternidad y Crianza (MN) 23189, Directora espacio La Cigüeña, www.marisarussomando.com.ar

La noticia llegó y no hay representaciones sociales para hacer frente
a ello. Sabemos que esta posibilidad está rondando nuestro barrio:
personas del mismo sexo se casan, adoptan…tienen hijos.

La pregunta acerca de la normalidad de la crianza sobre la base de
una familia diferente se instala.

Es que mi familia es igual a la del vecino? La familia de mi amigo
es igual a la mía?

Hace años que la idea de la familia tradicional ha quedado atrás,
junto con los libros de lectura de los primeros años de escolaridad
en que se mostraba al padre llegando de trabajar y la madre planchando.

Mucha agua ha pasado debajo del puente desde aquella época: del
patriarcado hacia el matriarcado, desde los matrimonios arreglados,
hacia los matrimonios románticos llegando a los tuyos los míos y los
nuestros, estructura casi más frecuente que su forma tradicional hoy
en día. Desde las familias monoparentales, acercándonos a parejas del
mismo sexo adoptando.
Efectivamente lo que no hace tantos años era lo “anormal” hoy hace
serie.

La tradición judeocristiana tiene una larga historia de persecuciones
a quienes eran acusados de transgredir las leyes de la familia. Nuevos
aires se imponen. Es momento de aceptar y tolerar la diferencia que no
es una cuestión sólo de género: diferencia de generaciones, de
idiosincrasias, de religiones. Somos cada uno, somos diferentes y de
eso se trata la crianza saludable: crecer en la construcción de la
propia identidad, enlazándose a los otros que son diferentes a mí para
juntos armar un entramado que nos una, nos contenga y nos respete en
la diferencia.

Por qué se trataría de homologarnos? Por qué se cree que las
diferencias habría que ocultarlas? Que no son buenas?
Los niños están creciendo en la construcción de una nueva manera de
enlazarse, de construir familias y lo importante es acompañarlos en la
construcción de este nuevo concepto de familia mucho más amplio, que
por supuesto incluye la diferencia porque siempre la hay.

Elisabeth Roudinesco, psicoanalista, en su libro “La familia
desordenada” reivindica a la familia como “el único valor seguro al
cual nadie puede ni quiere renunciar. Los hombres, las mujeres y los
niños de todas las edades, todas las orientaciones sexuales y todas
las condiciones la aman, la sueñan y la desean”…y por ello buscan
nuevos caminos para lograrla a partir de nuevas realidades
emocionales. Y es que no debemos de perder de vista que se trata del
deseo de un hijo, del deseo de una familia. Y agrega que la familia
continuará desarrollándose “con la condición de que sepa mantener como
un principio fundamental el equilibrio entre lo uno y lo múltiple que
todo sujeto necesita para construir su identidad”.
Para concluir este artículo elijo la última frase de su libro: “la
familia venidera debe reinventarse una vez más”.

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